Ilustración Naturalista y Fotografía
Fragmentos de Araucaria – 2011 – G.Mac Kinnon
Muchísimas veces me han preguntado por el uso de la fotografía en la ilustración naturalista, y también por qué hoy en día con todos los avances tecnológicos que existen, seguimos haciendo estas representaciones «a mano».
La ilustración científica es ya bastante antigua, y sorprende que todavía sea importante. Estamos acostumbrados a verlo todo en pantallas y a usar tecnología compleja para obtener imágenes fidedignas del mundo que nos rodea. Sabemos que en siglos anteriores, donde no existía fotografía o era de mala calidad y en blanco y negro, el dibujo científico era una herramienta fundamental dentro de la observación e investigación en todos los campos de las ciencias naturales. Hay gente que ve el trabajo del ilustrador y dice «¡Es un oficio en extinción!». Afortunadamente no es así.
Las características que hacen que la ilustración siga siendo una herramienta de vital importancia para las ciencias son:
– Podemos aislar al modelo de su contexto (hábitat o entorno, así como aislar partes del total, por ejemplo flor, rama, cabeza, hueso, etc.) y concentrarnos en el especimen en sí mismo.
– Es posible también seleccionar qué aspecto vamos a enfatizar: color, textura, forma, estructura, etc.
– También podríamos ilustrar estados de crecimiento, mostrar el interior de los cuerpos, funcionamiento de órganos, etc.
Lo interesante, es que el realismo de la ilustración es mucho más claro y preciso que el fotográfico, ya que podemos manipular mucho mejor y «limpiar» la imagen para así hacer evidente lo que se quiere estudiar.
Por otro lado, la fotografía es un instrumento muy importante para los ilustradores. En el siglo XVIII por ejemplo, el dibujante debía pasar horas en el exterior dibujando, o recolectando y cazando plantas y animales para poder trabajar. Hoy nos interesa proteger nuestro medio natural, por lo tanto la cámara reemplaza la escopeta y las jaulas y con nuestras fotos podemos lograr un gran archivo de especies para trabajar en el taller. Es importante aprender a fotografiar bien y preocuparse de captar bien los colores de cada especie, e incluso también se pueden tomar notas y hacer dibujos in situ para complementar. También hasta podemos dejar el modelo medido sin necesidad de cortarlo para llevarlo con nosotros.
Las fotos también son parte del trabajo naturalista, son un excelente registro y pueden constituir obras en sí mismas. Mi primer trabajo naturalista (sin saberlo) se llamó «Cuaderno de campo» y consistió en una construcción con cubos de fotos tomadas durante las expediciones a terreno en Isla de Pascua. Esta obra fue exhibida en el museo Padre Sebastián Englert el 2008.
Maqueta para la obra «Cuaderno de Campo» a través de fragmentos de restos arqueológicos en Isla de Pascua.
La obra podía ser tocada y re-ordenada por los visitantes. Los niños fueron los que más disfrutaron armando imágenes nuevas con los cubos.
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