Las maravillosas plantas tropicales y oceánicas.
Fagraea ksid, nativa de Palau, Polinesia. Está en mi lista de pendientes este verano.
Últimamente hablamos muchísimo sobre la flora chilena, pero también es interesante mirar floras de lugares distantes y totalmente diferentes. Quizás por la influencia de películas que vi en la infancia como «La laguna azul» (clásico con la linda Brooke Shields adolescente) y la serie «La isla de la Fantasía», es que desde muy chica me ha encantado la flora tropical y oceánica. Selvas exuberantes, hojas enormes y lustrosas, flores grandes y de todas las formas y colores, pájaros de todos los tipos…¿cómo no sentir atracción por esos paisajes llenos de vida y agua? Esos lugares donde el verde cobra una nueva dimensión y se despliega en todas las posibilidades del espectro.
Árbol rodeado de plantas de Ti (Cordilyne fruticosa) y con una orquídea en flor.
En lo personal, me pasan cosas en este tipo de lugar. El calor, la humedad y el verde intenso me conectan con un espacio muy íntimo, vivo, vibrante, aventurero. Eso tienen las selvas y sus plantas. Además, no son lugares 100% amables. Están llenas de bichos, sapos (a los que les tengo una fobia atroz), y te pican los mosquitos inevitablemente. Pero no importa, hasta las sorpresas peligrosas que esconden las hace más atractivas.
Foto de arriba: hojas y flores de una especie de jengibre. Abajo: hojas gigantes de Alocasia macrorrhiza.
La flora Oceánica también es muy interesante, porque se compone de las especies nativas de las islas (Polinesia, Melanesia, Micronesia, Nueva Zelanda y Australia) sumadas a todas las plantas que los antiguos habitantes del Sudeste asiático transportaron a lo largo de los siglos desde el continente hacia las islas. Aquí por ejemplo, tenemos la transición de la pre-cultura polinésica, los Lapita, más cercanos a Asia, hasta lugares tan alejados como Rapa Nui. Las plantas que representan estas migraciones son los cocoteros (Cocos nucifera), el taro (Colocasia esculenta), el Ti (Cordilyne fruticosa), el Mahute (Broussonetia papiryfera), el camote, los plátanos y un tipo de calabaza. Éstas plantas son las denominadas «Canoe plants» o plantas de las canoas, pues así fue como se trasladaron desde tierras continentales y se diseminaron por todas las islas del Océano Pacífico Sur.
Taro y calabazas: principales fuentes de alimento y materiales en Polinesia.
Link para conocer el jardín de plantas de las canoas en Kaua’i (artículo de 2014)
Las islas de Polinesia tienen bastante flora muy exuberante en la actualidad, pero muchas de sus especies nativas tienen ese aspecto salvaje y modesto de muchas plantas que encontramos aquí. En ellas se puede ver que no ha intervenido la horticultura y que mantienen su aspecto natural. Son muy hermosas, sobre todo los hibiscos, algunos de colores extremadamente brillantes. El que muestro a continuación, es una excepción, es muy «tímido» y bonito.
Hibisco nativo de Kaua’i que se encuentra en peligro de extinción.
Árbol (Malvaceae) nativo de Islas Marquesas.
La primera planta que llamó mi atención el año pasado en Kaua’i, fue la Freycinetia cummingiana, Pandanaceae, pariente del árbol Pandanus utilis (Pandanus, Pandan), utilizado por muchas culturas para tejer canastos, alfombras y otros tejidos con sus hojas. Me llamó la atención por la extraña forma de sus flores, de un naranjo fluorescente y por parecer una versión miniatura del gran árbol Pandanus.
Freycinetia cummingiana en el Jardín Botánico Tropical de Kaua’i.
A continuación, los dejo con un pequeño video e imágenes de esta planta, cuya ilustración llevo a Kaua’i este año para formar parte de la colección del NTBG.
Freycinetia cummingiana, flor femenina.
Espero que hayan disfrutado de este ensayo visual, que seguiré complementando con las demás plantas que ilustraré dentro de esta colección. Mi idea es transmitir que todas las plantas del mundo son dignas de ser estudiadas y pintadas y que no hay límites temáticos para los ilustradores botánicos.
¡Nos vemos pronto!