Traducción del artículo sobre Marianne North en Z-Dergisi / Revista Z, Estambul

Marianne North y su última aventura a un Chile salvaje.
Geraldine MacKinnon.
Z-Magazine, Estambul, Septiembre de 2017.
(Traducción hecha por mí, sin editar)


«El sueño de la Naturalista» Acuarela sobre papel, 2011. Esta obra 
ilustra el deseo de Marianne North de venir a nuestro país. Las flores 
en la imagen forman parte de sus pinturas.


La primera naturalista que estudié cuando empecé a trabajar como ilustradora botánica fue Marianne North. Encontré por accidente un sitio web con partes de su biografía y obras el año 2009 y me sorprendió mucho saber que había venido a Chile a pintar nuestras hermosas plantas en 1884. No conocía la gran mayoría de las especies, así que empecé a investigar.

Marianne North nació en Hastings, Inglaterra en 1830. Esta dama Victoriana representa a la perfección el espíritu aventurero de muchas mujeres europeas de su época, quienes atraídas por la idea de conocer nuevos mundos salvajes, abandonaron las comodidades de sus vidas en la riqueza y emprendieron largos viajes en la búsqueda de nuevos horizontes. Muchas de ellas querían desentrañar los secretos ocultos de la naturaleza, estudiando ciencias naturales o antropología. Otras eran cazadoras, pescadoras o coleccionistas de aves, plantas e insectos.
Entre 1870 y 1920 conocimos a las primeras mujeres que desarrollaron lo que hoy conocemos como “conciencia ecológica”, y dedicaron sus vidas a escribir y hablar sobre la importancia de proteger animales y plantas, y promovieron el cultivo de huertos en las casas y en los espacios públicos. Algunas escribieron e ilustraron literatura infantil para educar a los pequeños, enseñándoles a respetar y cuidar a los animales.
El caso de North es bastante especial. Hija de un importante político inglés (Friederick North), estudió canto y música desde muy pequeña, pero más tarde decidió dedicar su tiempo a pintar con acuarela -técnica tremendamente popular entre las niñas y mujeres de su tiempo-. Marianne era muy cercana a su padre y nunca se casó. Junto a él recorrieron Europa y visitaron lugares exóticos y antiguos como Egipto, Italia y Grecia. Poco después de cumplir los 40 años, su padre fallece y Marianne entró en una fuerte tristeza y depresión.
Pronto decide dejar su casa en Inglaterra y viaja a Canada con una amiga, pero pronto se da cuenta de que prefiere estar sola, así que continúa sus viajes sin compañía. Desde ese momento, Marianne empieza a pintar al óleo sobre madera cubierta en tela. Decide pintar cada paisaje y planta que llama su atención. Decide que pintar la naturaleza será su nuevo estilo de vida y con el dinero de su herencia financia sus viajes a Estados Unidos, Jamaica, Brasil, Tenerife, Japón, Singapur, Sarawak, Java, Sri Lanka, India, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, las islas Seychelles y por último, Chile. Algunas de las plantas que pintó fueron descubiertas por ella y, por lo tanto, llevan su nombre.

Su viaje a Chile en 1884 duró solamente cuatro meses pero dio origen a las más hermosas pinturas de la singular flora chilena y a paisajes que hoy no existen. Esto ilustra la fuerza de su deseo descubridor y de mostrar en su país lo bello de lo que llamó “el jardín del mundo”. 
Los escenarios que Marianne pintó han cambiado radicalmente: algunos lugares que en ese entonces eran fundos privados hoy son áreas de conservación (por ejemplo el PN Nahuelbuta), aunque otros han tenido peor suerte, como las hermosas costas deshabitadas de Concón donde la vida silvestre lucha por sobrevivir en unos pocos kilómetros cuadrados.

«Araucarias en Nahuelbuta». Acuarela sobre papel, 2011.


Lo que la trajo a Chile en primera instancia fue la necesidad de completar su colección de Araucarias del mundo: ya había pintado la especie brasileña y la australiana. La búsqueda de las Puyas o Chaguales que crecen en la costa y los cerros de la zona central también llamaban su atención. Así, pintó las magníficas araucarias que vio en la Cordillera de Nahuelbuta. En la misma región, hacia el este se encuentra Lonquimay: una localidad andina donde crecen antiguos bosques de araucaria. Lonquimay aun es una hermosa provincia que alberga a estos impresionantes árboles. Cada otoño comienzan a caer abundantes nevadas que a veces aíslan a sus habitantes. Las araucarias permanecen en silencio en las montañas blancas y solitarias.

Mucha gente le advirtió que no viniera, pues su salud se había debilitado mucho con todas las largas y difíciles travesías en barco. Pero la obsesión por terminar su gran obra era más fuerte que cualquier cosa. Después de este, su último viaje, North vuelve a Inglaterra para construir con sus propios recursos la famosa galería que alberga sus más de 800 pinturas en el Jardín Botánico de Kew. Ella misma diseñó el pequeño edificio.

El aspecto más relevante de este registro para nosotros como chilenos es que nos permite visualizar lo hermoso que era nuestro país antes del desarrollo industrial del siglo XX. Es a la vez reconfortante y triste ver estas hermosas pinturas en la galería de Kew: hasta pareciera ser un paraíso exótico, como cualquier lugar tropical. Por muchos años -y hasta hoy en muchos casos- los escolares aprenden sobre la naturaleza chilena de un modo muy general, donde se les mencionan apenas un par de flores como el copihue (Lapageria rosea) y alguna que otra, con suerte. Si la obra de North pudiera entrar a las salas de clase, los niños y adolescentes verían la joya que tenemos y lo importante que es cuidar de lo poco que nos queda.

Esta investigación ayudó a conectarme con la belleza y fragilidad de mi país con su variedad de paisajes y además, reafirmó mi obsesión como mujer artista: dedicar mi trabajo a registrar y mostrar las plantas en un mundo donde es urgente hacer cambios profundos en cómo los humanos nos relacionamos con todos los otros seres.

Marianne North: mujer, viajera y exploradora del siglo XIX es en primer lugar admirable por hacer su sueño realidad a pesar de las dificultades de su tiempo. Ella quería ver el mundo con sus propios ojos.

Puedes ver la investigación que realicé el 2011 en el siguiente link:

Diario de la expo de Marianne North

Open publication – Free publishingMore exploration

Un trabajo en progreso que tiene aún muchas posibilidades de desarrollo. No considero este diario como terminado, pero creo que ya va bastante avanzado.
Pronto más posts sobre la experiencia en Edimburgo y Kew Gardens!

Comunicado de Prensa Exposición, por Carolina Lara, periodista.


Desde el jueves 1 al sábado 17 de septiembre en Galería ARTIUM:

PINTURAS DE GERALDINE MACKINNON

MI NATURALISMO: Tras los pasos del espíritu viajero.

INAUGURACIÓN: jueves 1 de septiembre a las 19:30 horas en Alonso de Córdova 3102, Vitacura – Chile
ENTRADA LIBERADA


La artista e ilustradora naturalista chilena, Geraldine MacKinnon, presenta en Galería
Artium una serie de acuarelas donde entabla nexos con el trabajo que realizó en 1884
Marianne North en nuestro país. La exposición representa en diferentes formatos los
lugares por donde anduvo la investigadora inglesa, así como las especies de plantas y
aves que conoció. Las imágenes fueron realizadas a través de exploraciones, fotografías y
bosquejos in situ y -con ciertos quiebres en la técnica- representan un cruce inédito entre
naturalismo y arte contemporáneo.
Según advierte la autora, el rescate de la figura de North -que se erige en un contexto de
dominio masculino- guarda cierta intención feminista, apuntando también a una necesaria
re-unión entre ser humano y naturaleza.

“Mi naturalismo” es patrocinado por el área botánica del Museo Nacional de Historia
Natural.

Geraldine MacKinnon (1979) ingresó al ámbito del dibujo científico por una conjunción de hechos que podrían remontarse a 2006, cuando -en busca de mayor independencia- emigró de Santiago a Isla de Pascua. Titulada como Licenciada en Artes Visuales (2000) y como Profesora de Artes Plásticas en la Pontificia Universidad Católica de Chile (2003), la autora realizó por un tiempo exposiciones, hizo clases en colegios y participó en proyectos educativos con una intención social. Una vez en la isla, se unió como fotógrafa al staff de la investigadora Sonia Haoa Cardinali, que realizaba un catastro arqueológico en la zona.
Fueron dos años, dice, de largas horas retratando, en sus detalles y magnificencia, una naturaleza maltratada por décadas.
“Siempre he sido dibujante y me han gustado las técnicas al agua, incursionando mucho en la
fotografía. Esas largas horas en terreno me ayudaron a estar en silencio y a pensar libremente.
Así te conectas con el entorno más profundamente”.

Luego en Con Con -y casada con el pintor Víctor Mahana- fue contratada por la Fundación Mata Ki Te Rangi, dirigida por la propia Haoa, para realizar 83 láminas de plantas, moluscos, aves y otras especies endémicas e introducidas por los polinesios en Rapa Nui. “Fue una gran tarea, porque siempre dibujaba mucho pero no a nivel científico. Me puse a estudiar y fui aprendiendo en la marcha. El conjunto es muy lindo, pero obviamente faltaban conocimientos y práctica. En ese momento me di cuenta de que me encantaba y cumplía con todo lo que yo esperaba del arte: naturaleza, dibujo, estudio, ciencia, técnica, conocer, viajar”.
Hoy la artista imparte talleres de ilustración botánica y naturalista en diversos centros culturales de Santiago. “Mi Naturalismo” es la primera exposición en una galería, presentando esta obra atípica en el ámbito del arte local. Aquí la ilustración de la naturaleza le permite erigir una estética y un discurso, ocupando como referentes especies y lugares rescatados por la inglesa Marianne North en su viaje a Chile, en 1884. MacKinnon nos cuenta un poco más de este personaje: “North vivió en la Inglaterra victoriana. Hija de un político connotado y muy asiduo a los grandes viajes, sentía una profunda admiración por él y lo seguía en todo: vivía para él y viajaban juntos. Cuando su padre murió, Marianne quedó muy deprimida. Para recuperarse, decidió viajar a Canadá, donde empezó a pintar la vegetación que iba conociendo. Estuvo en Brasil, Estados Unidos, India, las Islas Seychelles, Australia, entre otros lugares. Pintaba óleos de todas las plantas que encontraba y hasta descubrió algunas especies que llevan su apellido en el nombre científico. En ese entonces ya sentía pena por especies y lugares que estaban empezando a desaparecer. Fue una pionera y para mí encarna el alma del naturalismo, aunque se formó en un ambiente imperialista y también fue parte de eso”.
El último viaje de North fue a nuestro país, en busca de la araucaria araucana y la puya. “Estuvo
con Bejamín Vicuña MacKenna y con otras personalidades del país. Hizo más de 30 pinturas, entre paisajes, conjuntos de especies en su hábitat y jarrones con ramos de flores cortadas. Todas son muy lindas, muestran a un Chile bastante más intocado y bucólico. Pero así se ve cuando uno llega a lugares sin intervención humana”, opina MacKinnon.

Para “Mi naturalismo”, asumió un proceso de trabajo nuevo, que comenzó con la lectura de varios textos sobre North y otras mujeres naturalistas de su época. La artista quería entender el contexto y los ideales que movieron a esas mujeres “que rompieron el recatado molde de su tiempo”.

Con ayuda de Gloria Rojas, encargada del área botánica del Museo Nacional de Historia Natural, elaboró un listado de las especies que la inglesa pintó aquí. “Me vi frente a una lista enorme de plantas, flores y árboles, y me sentí bastante desorientada. Por eso estuve un tiempo buscando y tomando fotos, recorriendo y tomando apuntes en algunos de los lugares que ella visitó, más que nada tratando de entender cuál era mi rol en esto”.

Así, MacKinnon formó un archivo que sumó fotos propias y algunas pocas contribuciones de
fotógrafos que dieron su consentimiento. Contrastó la estación del año en que North trabajó –
primavera- con el tiempo en que ella estuvo: pleno otoño. “No estaban las flores de todos colores ni nada por el estilo. Por eso la muestra se enmarca en un paisaje otoñal, donde hay poca presencia de flores, y donde escojo simples detalles que han llamado mi atención, además de un par de obras más simbólicas que aluden a la mujer naturalista y al viaje. Después de todo, creo que es una primera etapa con los primeros resultados de una investigación que podría extenderse más”.

¿Hay una intencion feminista al rescatar la figura de North y revisar el trabajo de otras
naturalistas en un ámbito históricamente dominado por hombres?
Sí. Lo que más me llama la atención es su determinación de seguir un objetivo y una pasión en un momento histórico poco favorable para las mujeres. Además, sólo las que tenían muchos recursos económicos lograban hacerlo, lo que también es un factor interesante y contingente. Actualmente, hay muchísimas ilustradoras mujeres en el mundo de la botánica y la ciencia en general, pero en nuestro país la gran mayoría de los libros están ilustrados por hombres. Espero que eso empiece a equilibrarse.

¿Cómo sitúas esta obra en un espacio de arte actual al tratarse de un oficio ligado más bien al ámbito de la ciencia y la enseñanza?
Cuando empecé a trabajar desde un punto de vista naturalista, me sentía complicada por tener
que justificar este tipo de visualidad en los espacios del arte contemporáneo. Por eso, aparte de investigar y conocer sobre sus orígenes y mayores exponentes, traté de hacerme una idea de en qué están el naturalismo, la ilustración científica y la unión arte – naturaleza hoy. Lo primero que pude comprobar es que en las ciencias, la ilustración es una herramienta 100% vigente y necesaria para cierto tipo de trabajos. Hay muchas personas en el mundo ilustrando diferentes áreas de las ciencias naturales. Por otro lado, el arte contemporáneo tiene muchos autores que usan referentes de la naturaleza o las ciencias en sus obras. Mi favorito es Andy Goldsworthy, un maestro del Land Art. A la vez, biólogos, botánicos, ornitólogos y un gran etcétera, entran en el campo del arte gracias al naturalismo. El intercambio Arte – Ciencia es muy antiguo en el mundo occidental, y nunca dejará de suceder.

¿Cuál es el giro -entonces- que das a la ilustración naturalista para que ingrese en el ámbito del arte contemporáneo?
Es muy agradable trabajar en un ámbito que parece muy estricto sobre todo en lo técnico y formal, porque en realidad lo estoy mirando como artista, y lo puedo resignificar como quiera. Me encanta desarrollar una técnica y esforzarme en eso; es la parte que ayuda a meditar. Lo personal reside en qué hago con esta técnica y esta formalidad científica, cómo uso este vocabulario determinado.
Al ser artista puedo transgredir alguna norma científica si lo considero necesario. Mi búsqueda
estética en la representación, es la de mostrar el «carácter» de los modelos privilegiando esto sobre el estricto rigor científico. Es decir, puedo omitir algunos detalles en función de dar más vida a lo que pinto.

Los modelos que escojo son todos de la flora chilena endémica o introducida -que ya forma
parte habitual de nuestro paisaje- y que en este caso ilustran el recorrido hecho por otra persona en otro tiempo, pero con el aspecto actual: menos poblado, menos «selvático», un otoño. El viaje de North estuvo marcado por la abundancia, en cambio mi trabajo muestra la realidad contraria. El naturalismo me permite poner sobre la mesa mis ideas sobre la actual relación de las personas con la naturaleza, puedo reflexionar sobre cómo nosotros, como seres biológicos que somos, nos hemos distanciado de nuestro origen a tal punto que si no renovamos esta importante relación, terminaremos en un mundo que tendrá una configuración radicalmente diferente a lo que conocemos hasta ahora. Creo que esto perfectamente se puede inscribir en el ámbito del arte actual, el único impedimento podrían ser los prejuicios.




Naranja

Tras los pasos de Marianne North en el otoño del sur.

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Texturas en acuarela

En este momento estoy pintando este cuadro que muestra la textura de la corteza de araucaria adulta en escala 1:1. Es en este tipo de trabajos donde la acuarela se expresa en todas sus formas: manchas muy aguadas y libres para las capas de base, y sobre eso manchas de menor tamaño y mayor densidad van expresando con más detalle las características particulares del modelo. Es un lindo y lento trabajo, que de pronto toma forma: la acuarela, a pesar de su naturaleza etérea puede representar fielmente cualquier textura, aunque sea dura y rugosa como en este caso. Aun faltan muchas capas, ¡veremos cómo termina!

Araucarias

Avance de la exposición: pequeño paisaje en acuarela y pluma, que muestra uno de los lindos lugares que visité en la cordillera de Nahuelbuta (aun en proceso, casi terminada!).

Lista para partir


Hice un breve pero productivo viaje al sur, para ver de cerca los paisajes que quiero pintar y citar en mi exposición. Ir en otoño es hermoso: los árboles están de mil colores y una fina capa de nieve resaltaba todo. Ahora sí me siento lista para empezar.


Estudio de color para la Fuchsia magellanica Lam.

Estudio de color preliminar que incluye la gama de colores de toda la planta. Sólo faltan las escalas de verdes más amarillos.

La ruta de North

En Septiembre de este año, inauguraré la muestra «Mi Naturalismo» donde recorreré el viaje que hizo la inglesa Marianne North a Chile en 1884. En este viaje, ella pintó más de 30 cuadros al óleo retratando nuestra flora y paisajes en ese entonces casi salvajes. El propósito de este trabajo, es mostrar este viaje y sus detalles (especies, lugares y momentos) a través de la acuarela naturalista y algunos trabajos en fotografía.
Hay numerosas flores, plantas y árboles que figuran en las pinturas que North hizo en nuestro país. Sin embargo, lo que más llama mi atención es que una mujer sola logró vencer muchos tabúes y llevó a cabo el sueño de su vida: retratar todas las plantas que encontrara en sus (numerosos) viajes. El diario escrito por Marianne durante esta travesía enriquece muchísimo las imágenes.


Esta es la ruta que Marianne North siguió en su viaje a Chile, y que intentaré recorrer ahora, en 2011, tomando en cuenta de que muchos de los paisajes presentes en sus cuadros ya no están:

Mapa extraído del libro «Chilean flora through the eyes of Marianne North», Ed. Pehuén.


Y, un experimento para comenzar a pensar en ese viaje, en esos tiempos….



Primera parada: Precordillera de Santiago.

Marianne North y su aporte a la ilustración botánica en Chile y el mundo

Marianne North nació en Hastings Inglaterra en 1830. Esta mujer victoriana representa perfectamente el espíritu aventurero de muchas mujeres europeas de la época, que atraídas por la idea de conocer mundos «salvajes» abandonaban el estilo de vida de sus congéneres y emprendían largos viajes en búsqueda de nuevos horizontes. Muchas de ellas se sentían fuertemente ligadas a la naturaleza y sus secretos, a las ciencias naturales y la antropología. Las había cazadoras, pescadoras, coleccionistas de aves, plantas e insectos.
Entre 1870 y 1920 tenemos a las primeras mujeres que desarrollaron lo que hoy llamamos «conciencia ecológica», dedicando sus vidas a escribir y hablar públicamente sobre la importancia de proteger a las especies animales (como el caso de las aves cuyas plumas eran usadas para decorar sombreros y uniformes militares) y vegetales, promoviendo el cultivo en los hogares y espacios públicos. Otras escribieron e ilustraron literatura infantil con el objetivo de educar a los niños y enseñarles a querer y respetar a los animales.


El caso de North es bastante especial. Hija de un importante político (Friederick North), desde pequeña quiso estudiar música y canto, pero más tarde decidió abandonar esta disciplina para dedicarse a la pintura. Marianne era muy apegada a su padre y nunca se casó. Con él empezó a viajar por el mundo: juntos fueron a Marruecos, Egipto, Italia y Grecia. A la edad de cuarenta años, su padre fallece y ella se siente muy triste y deprimida. Por eso, decide dejar su hogar en Inglaterra y emprende un viaje a Canadá con una amiga -después continuará sola-, y desde este momento comienza a registrar por medio de la pintura al óleo las especies vegetales que encuentra más significativas de cada lugar que va visitando. De este momento, no se detiene y visita Estados Unidos, Jamaica, Brasil, Tenerife, japón, Singapur, Sarawak, Java, Sri Lanka, India, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, las islas Seychelles y por último Chile.



Algunas de las plantas que pintó fueron registradas por primera vez, por lo que fueron nombradas en su honor.


Su viaje a Chile fue el último (1884) y aunque duró solamente cuatro meses, produjo bellas imágenes de nuestra flora y paisaje de la época.


Los trabajos de Marianne North se pueden apreciar en una galería que ella misma construyó en the Royal Botanic Gardens, Kew, Inglaterra. La obra que produjo estando en nuestro país, fue publicada por editorial Pehuén bajo el título «Chilean flora through the eyes of Marianne North» o «Flora chilena bajo la mirada de Marianne North«.









Nepenthes northiana, planta                                        Nido del Izuallaxis sordida, Molina, Chile.
del  Sudeste asiático nombrada
en su honor.