Diario de la expo de Marianne North

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Un trabajo en progreso que tiene aún muchas posibilidades de desarrollo. No considero este diario como terminado, pero creo que ya va bastante avanzado.
Pronto más posts sobre la experiencia en Edimburgo y Kew Gardens!

El largo proceso de aprender

Estudio de color y textura en acuarela de Lapageria rosea, nuestro
querido Copihue.

Ya van casi tres meses de trabajo en Edimburgo y puedo hacer un primer balance de lo que ha sido esta experiencia. Primero que nada, ha sido increíble poder contar con la ayuda y la amistad de mis supervisores Martin Gardner, Jacqui Pestell y de la encargada de Educación Susie Kelpie quien me recibió en su casa y ha sido un tremendo apoyo durante este largo tiempo lejos de casa.

El trabajo en el jardín botánico ha sido intenso y muy nutritivo, pues he podido conocer a varias ilustradoras* de gran trayectoria que me han enseñado muchas cosas fundamentales, sobre todo la observación, la disciplina y la dedicación a un trabajo que requiere de mucha concentración y conocimientos. Durante este tiempo he podido trabajar profesionalmente, con toda la infraestructura y asesoría que se requiere para realizar los estudios más completos de cada especie que me toca representar.
Todas las mañanas comienzo mi sesión de dibujo en el tercer piso del Herbario, donde están almacenados miles de epecímenes de plantas de todo el mundo, incluyendo varias joyas históricas recolectadas por Charles Darwin y otros naturalistas famosos -¡y antiguos!. A mi alrededor trabajan botánicos con diferentes especialidades que hacen estudios genéticos y de otras clases, todos ellos siempre dispuestos a conversar y a compartir su trabajo y experiencias. 

La mutisia en mi escritorio, lista para dibujar.

Para esta pasantía se me encomendó realizar 12 ilustraciones lineales -es decir, dibujo sin aplicación de tonos o colores- de plantas chilenas que forman parte de la colección viva del jardín. Algunas de ellas son especies amenazadas. Al principio, pensé «uff, plantas chilenas, con lo que me encantaría hacer algo de otros países, algo nuevo…» , pero el tiempo y el hecho de escuchar a otras personas (¡extranjeras!) hablando de nuestra flora me hizo cambiar mi forma de pensar. Y no es que no valore lo que tenemos en nuestro país, simplemente era la idea de viajar a pintar lo desconocido.

Mi supervisor botánico Martin Gardner, tiene una estrecha relación con la flora chilena y plantea que es única y muy especial, debido a la particularidad de nuestro clima y geografía. Ha visitado más de cuarenta países en viajes de recolección de especímenes y sus paisajes favoritos están en Chile. Este es un potente mensaje que nos recuerda lo importante que es proteger nuestro medio natural.

Dibujo a lápiz de la mutisia en mi croquera. La idea es representar
las características más importantes de la planta. Dibujar partes separadas
permite reubicar las partes en el dibujo definitivo.
Ha sido muy bueno para mí como ilustradora poder concentrarme todo este tiempo en el dibujo. He podido dedicarle muchas horas de trabajo a mejorar mis técnicas para medir y trasladar objetos tridimensionales de formas bastante complejas al plano. Muchas veces tendía a pasar por alto algunos detalles por comodidad, para hacer las cosas más rápido, pero ahora me doy cuenta de que es muy necesario tomarse el tiempo de hacer cada cosa lo mejor posible, y que un buen dibujo necesariamente va a derivar en una buena pintura. Al principio tendía a demorarme bastante en terminar cada imagen, unos dos o tres días y se me hacía muy pesado, pero ahora que ya asimilé lo nuevo he vuelto a ganar velocidad (velocidad, no apuro). 
Por otro lado, me ha hecho ser más consciente de lo necesario y urgente que es difundir nuestra flora y fauna nativa, darle más valor fuera de los circuitos de los entendidos. Por mi trabajo conozco muchas personas que trabajan por la conservación de nuestro medio natural y que lo conocen a fondo. Todos ellos luchan por sacar sus proyectos adelante, a veces con bastantes problemas. En ese sentido, es fundamental que los conocimientos y el cariño hacia nuestro paisaje se extienda más allá de los circuitos profesionales relacionados e involucremos a toda la comunidad, y sobre todo a los niños, que son los futuros encargados de la conservación de plantas, animales y paisajes de nuestro país.
Flor de Lobelia tupa o Tabaco del Diablo.
Cada planta tiene su propia historia, su forma de adaptarse al medio y sus características. Lo lindo de dedicarle tiempo a cada una es todo lo que se aprende en términos botánicos y sobre todo porque al conocer algo mejor, se aprecia más. Cuando las personas conocen bien el medio natural que los rodea y le dan un valor -no material por supuesto-, lo cuidan. Es la clave para lograr que las comunidades se comprometan con los lugares que habitan. Lo más importante es educar y difundir.

Ilustración lineal terminada de Lobelia tupa.
Puedo decir finalmente que, estoy impresionada y feliz de ver cómo en otro país nuestra flora y medio natural en general son muy valorados. Eso es un tirón de orejas para todos nosotros y más que nada para el país que estamos construyendo día a día. Es urgente que logremos cambiar las políticas ambientales en Chile y que se nos garantice que nuestros hijos, nietos y bisnietos gozarán de un país diverso, sustentable, limpio y bonito.
Mi escritorio en el Herbario del RBGE.

*Pronto publicaré sobre algunas de las artistas que he conocido y sus trabajos, así como de exposiciones y páginas web interesantes donde podemos encontrar buenas ideas para aplicar en Chile.

La memoria naturalista

Este año tuve que dibujar y pintar varias especies del mar para la nueva exhibición del MNHN que se reabrió en Mayo. Fue como un curso intensivo de anatomía y técnicas para representar peces, moluscos y otros seres del mar.  Cada especie es estudiada a fondo, y el dibujo y los colores se analizan de varias maneras para comprenderlos al máximo y así lograr una buena representación. Este acto repetitivo termina por grabar los conocimientos de anatomía (dibujo) y color en la memoria y por lo tanto es posible volver a hacer una representación de la especie -o el objeto en general, por supuesto- sin estar frente al modelo. Aunque al tratarse de un recuerdo perdemos detalles y medidas exactas. Pero cuando no estoy trabajando para una entrega, si pinto un salmón o una trucha de memoria y sale un pez híbrido y con sonrisa, da lo mismo.
La imagen resultante no es igual al recuerdo ni al modelo, es además hecho en una milésima del tiempo otorgado a los originales (media hora versus 2 ó 3 días) pero tiene tanta o más vida, pues es más expresivo y tiene rostro más de personaje que de pez.

Esta pequeña reflexión me lleva también a pensar sobre un tema da vueltas en mi cabeza todo el día, sobre todo ahora que estoy inmersa en el mundo de la ilustración botánica: ¿cuáles son los límites entre arte e ilustración? y más allá: qué esperan las personas que aprenden las técnicas de la ilustración naturalista o científica: ¿siempre utilizarlas en el contexto científico, o quizás explorar más allá de esos límites y elaborar un discurso propio y original? Me propongo a mí misma la tarea de indagar con los ilustradores o aspirantes que estoy conociendo ahora, cuáles son sus expectativas y proyectos personales en este sentido. Apenas sepa les cuento.

Una semana en Benmore

Una de las lindas vistas del jardín.
Este viernes volví de una de las mejores semanas que he tenido hasta ahora durante mi viaje. Tuve la suerte de pasar una semana en el jardín botánico regional de Benmore, ubicado en la costa Este de Escocia, a un par de horas de Glasgow, en la península de Cowal. Este jardín también cuenta con muchas especies chilenas y un área dedicada a las araucarias y otras especies del sur de nuestro país, lo que obliga a reflexionar en torno a la importancia y rasgos únicos de nuestra flora nativa en el contexto mundial.
Fui como ayudante de las profesoras de Educación Ambiental Cath Evans (Cath trabaja permanentemente en el área educativa del RBGE) y Kate Walters, quienes cada año visitan por una semana los jardines regionales para hacer actividades de educación ambiental con los colegios locales. Desde el principio me gustó la idea de poder compartir con niños y profesoras locales, y sobre todo ver cuál sería el enfoque que el jardín botánico le daría a las actividades.
Kate y Cath planificando las clases ¡nótese las araucarias!
Durante la semana, trabajamos todas las mañanas con los niños de los colegios del área de Dunoon y Argyll y en las tardes pude continuar con mis ilustraciones, aunque confieso que me dediqué a recorrer el jardín y a aprender de mis compañeras más que nada. 
Las actividades que Cath y Kate hicieron con los niños este año se basaron en el concepto del Mapa como medio para conocer y entender el lugar que habitamos. Bajo esa idea se estructuraron diferentes ejercicios que pusimos en práctica, dividiendo los grupos en los pequeños que recién están aprendiendo a leer y escribir y en los mayores de hasta 12 años. 
Niños construyendo un mapa del lugar a través de objetos 
que encontraban en los alrededores.

En el caso de los más chicos, el trabajo se centró en un pequeño recorrido y observación profunda de una avenida de Sequoias. En este lugar la idea era conocer primero el paisaje que formaban los árboles y luego nos fuimos acercando hasta medir los troncos usando los cuerpos de cada uno como unidad de medida, y más adelante observamos otras formas de vida asociadas a los árboles, como musgos, ardillas, aves e insectos usando juegos, lupas, etc.
Una «paleta de colores» para usar más adelante en la clase de Arte.

Después de un par de horas al aire libre, con los niños pequeños realizamos un collage colectivo recreando la avenida de Sequoias. La idea era que cada uno de ellos recordara la mayor cantidad de características posibles para así poder colaborar con el collage.
Manos a la obra.

Mi amigo el horticultor Ian Potts mostrando uno de los
trabajos terminados.

Con los más grandes, se trató de recrear una expedición científica con campamento base y todo, donde los niños investigaron un área de 23 metros cuadrados, registrando plantas, insectos, medidas árboles, troncos, temperatura, etc. usando instrumentos «de verdad» y técnicas como dibujo, pintura y frotado. Cada alumnos debía elegir si sería Artista o Científico. 
Midiendo el área a trabajar.

Cath mostrando a los niños los implementos de Arte y Ciencias
para que hicieran su elección.
Quizás lo más importante para mí esta semana, fue volver a conectarme con la educación. Es muy estimulante experimentar en terreno la buena recepción que tiene de parte de niños y profesores el trabajo directo con la naturaleza. También es muy lindo ver que en un país como Escocia, donde el clima no es de los más amables, los niños trabajan afuera aunque esté lloviendo. Con sus botas de agua y sus impermeables, no se pierden la oportunidad de salir con la excusa de la lluvia o el viento. 
Investigadores en acción.

Cath y niños pegando los resultados de la investigación en el mapa.

El mapa.

Es muy importante que, donde quiera que estemos y con los recursos que tengamos, impulsemos el contacto conciente de los niños con el medio natural, y sobre todo fomentemos el conocimiento y el aprecio por el lugar donde vivimos. Ya sea una ciudad, un pueblo, un cerro o la playa, es nuestro deber que niños y jóvenes sepan dónde viven, la historia y ecosistemas que son parte de su hogar. Este es uno de los importantes pasos que tenemos que dar para rescatar el planeta del desastre en que se encuentra.
Invito a todos quienes hayan realizado actividades como esta a ponerse en contacto: crear redes hoy en día es vital para unir fuerzas en la difusión de los buenos hábitos y el aprecio al medio natural.
Links relacionados en Escocia e Inglaterra:
Y para terminar, mi aparición en el diario local the Dunoon Oberver: fueron a hacer un reportaje sobre las clases con los niños, y bueno, ¡pude contar mi historia!

Achira seedpod Kauai

La importancia del tiempo.

Por qué el tiempo es importante para el trabajo.
«Mi depredador ha muerto» acuarela, 2012.
Este fin de semana fue particularmente interesante y productivo en términos de pensar en torno a qué quiero para mi trabajo, cómo quiero enfrentarlo, etc.
Como parte de la pasantía, tuve la oportunidad de participar del taller de dos días de la artista Rachel Pedder-Smith. Rachel concluyó hace poco un doctorado en Bellas Artes que consistió en pintar especímenes herborizados de plantas de la colección de Kew Gardens, usando un sistema de clasificación basado en el ADN de las especies. Ella demoró dos años en crear y postular este proyecto como tesis doctoral y 766 días más en su ejecución, obteniendo como resultado una gran acuarela de 5,33 metros de largo que muestra todas las plantas secas seleccionadas, tal como se ven en las carpetas del Herbario.
Lo que más llamó mi atención de Rachel y su trabajo, es la disciplina y organización con que enfrenta su proyecto y al mismo tiempo su actitud sencilla y relajada al momento de pintar. Ella no necesita millones de instrumentos y pinceles para trabajar, ni miles de colores. Usa dos pinceles, uno de ellos viejo -su favorito- y otro que tiene que renovar cada semana. Es la primera artista botánica que conozco en este país que mete los dedos en la pintura y le da lo mismo.
La técnica que ha desarrollado es muy eficiente y rescata a la perfección las formas, colores y texturas de plantas, frutos y semillas que están aplastados y sin vida hace siglos, en algunos casos. Es increíble y muy bello cómo les vuelve a dar luz y alma a estas plantas de museo.
Rachel Pedder-Smith, detalle de «Herbarium Specimen Painting» 2011
 
Al tener la oportunidad de conocer la historia de este trabajo y de cómo la artista lo llevó a cabo, termino de entender lo que hace tiempo he estado reflexionando. Es imposible desarrollar un trabajo -artístico, científico, etc.- consistente y de excelencia sin tomar el tiempo que esto requiere en términos conceptuales, técnicos, de compromiso y emocionales.
Una buena idea, la obra más genial, puede morir antes de nacer si no le dedicamos el tiempo necesario para madurar y desarrollar su máximo potencial (y a su vez el máximo potencial del artista en ese momento).
En nuestro país, Chile, existe la sensación de la ejecución rápida en las artes es una virtud. Que el que se demora menos tiempo en crear un cuadro (ojalá muy grande) es el más hábil, capaz y entendido. Pero no puedo estar menos de acuerdo. Muchas veces me he encontrado con artistas muy prolíficos y que trabajan en grandes formatos, pero que al mirar de cerca podemos notar el apuro en la ejecución. Hay una concepción de que cantidad y gran formato es mejor que calidad. Cuidado con este prejuicio.
Personalmente, muchas veces me solicitan trabajos de alta dificultad, pero quienes los encargan no cuentan con que este es un oficio altamente técnico y riguroso, y que trabajar contra el tiempo sólo va en desmedro del resultado y por lo tanto del producto final. Las personas que desarrollan proyectos editoriales o de otro tipo y que usan ilustraciones en Chile no están acostumbrados a organizar los tiempos de manera que se optimice el trabajo de ilustración, sobre todo si se trata de ciencias.
Rachel Pedder-Smith «Afzelia africana«
 
 

Aquí he aprendido que los trabajos de excelencia invierten más que nada en tiempo, y que esa gran ventaja los lleva a ser lo que son.
Me incluyo por supuesto en esta crítica, pues sé que si a mi último proyecto le hubiese dedicado más tiempo, es decir lo necesario, habría sido mucho más completo, mejor hecho, etc. Hoy lo veo sin duda como el inicio de algo más grande, jamás como algo terminado (me refiero a la serie de trabajos basados en Marianne North).

Es una tarea colectiva en nuestro país revertir la cultura de la velocidad porque finalmente lo único que sale de ahí son ideas mal terminadas, que pudieron ser mucho más pero no se les dio tiempo.

La importancia de la técnica

En este momento de intenso trabajo en dibujo y pintura, he estado pensando mucho en lo importante que es tener un excelente dominio técnico de los medios que uno elige para trabajar, ya sea como artista, ilustradora, etc. Desde que empecé a ilustrar Botánica y Ciencias Naturales, me obsesioné con perfeccionar mi técnica al máximo. También dentro de mi trabajo artístico, que se nutre de la tradición Naturalista, es fundamental que el dominio técnico sea impecable.
Sólo el trabajo constante permite superar las propias limitaciones y miedos. Como en cualquier disciplina, no hay tiempo para dormirse en los laureles.
Ahora estoy tomando un curso de Ilustración Botánica que parte desde cero. Hay que hacer todos los ejercicios desde el principio, los mismos que enseño. Es impresionante todo lo que se aprende de ellos, porque por muy simples que puedan parecer, ayudan a ver cuáles son las debilidades y así es posible dedicar tiempo a mejorarlas. Por eso recomiendo a todos de vez en cuando volver atrás a hacer esas cosas que a veces creímos aburridas o inútiles…¡podrían sorprenderse!

Visita al Jardín Botánico de Logan

El Jardín Botánico de Edimburgo -que de ahora en adelante llamaré RBGE- está a cargo de otros jardines ubicados en diferentes localidades de Escocia. Hoy tuve la oportunidad de visitar el Jardín Botánico de Logan, ubicado en la costa suroeste de Escocia y que tiene la ventaja de ser una zona bajo la influencia de las cálidas aguas de la Corriente del Golfo, lo que crea una suerte de micro clima en la región y permite que en este lugar crezcan perfectamente muchas especies de nuestro país y de zonas de climas sub tropicales como Nueva Zelanda, Australia y el sur de África. 
Aunque no es de gran tamaño, está bellamente diseñado. En esta época del año, verano en Europa, es especialmente atractivo debido a la gran cantidad de plantas en período de floración. Hay rododendros, fucsias, calceolarias, leguminosas muy exóticas y bulbosas. También me llamaron la atención unos pequeños sapitos grises cafesosos que viven entre la humedad de las plantas. 
Dentro de algunas semanas podré pasar unos días trabajando en este lugar, dibujando especies chilenas que allí se encuentran. Las alstroemerias se dan aquí particularmente bien.

Posteando desde el Royal Botanic Garden, Edimburgo – Escocia

Hola queri@s amig@s de Mi Naturalismo!

Estoy contentísima de estar escribiendo desde la antiquísima ciudad de Edimburgo, Escocia. Estoy aquí para llevar a cabo una pasantía en el Royal Botanic Garden de esta ciudad, financiado por Fondart y con el apoyo del Museo Nacional de Historia Natural.
El Royal Botanic Garden de Edimburgo tiene más o menos cuatrocientos años de existencia y es uno de los cinco jardines botánicos más importantes del mundo.

Estaré publicando semanalmente los avances de mi trabajo y otras cosas interesantes que pueda conocer durante mi estadía.

Están todos cordialmente invitados a seguir esta publicación y a difundirla entre las personas que quieran saber más sobre cómo es el trabajo en un Jardín Botánico, quiénes trabajan, cómo lo hacen, cuáles son sus objetivos y cómo ven el estado actual de nuestro apreciado mundo natural.
Espero tenerlos por aquí y que disfruten de este viaje conmigo.

Saludos!

Colaboraciones: Ilustración del esqueleto de Ballena de Aleta del MNHN

Amig@s, les presento mi último trabajo en ilustración científica:
El esqueleto de Ballena de Aleta para el Museo Nacional de Historia Natural.

Colaboraciones: Especies Marinas para el MNHN

Open publication – Free publishingMore acuarela

Les presento el catálogo digital de mi primera colaboración al Museo Nacional de Historia Natural. Estoy muy feliz de poder presentarles este trabajo, que consistió en la realización de ilustraciones de especies del mar chileno que uds. podrán encontrar dentro de la renovada exhibición «Chile Bíogeográfico» del MNHN.
Espero que lo disfruten y los invito encarecidamente a visitar el museo que abrió sus puertas el mes pasado, después del arduo trabajo de un excelente equipo profesional. ¡Felicitaciones a todos ellos!