Salir a la Naturaleza después de 7 meses

Hoy me siento muy contenta y llena de energía, pues ayer me regalé la primera salida a la naturaleza desde que empezó la Pandemia. Mi último contacto con el mundo natural más abierto fue en mis vacaciones en la playa, pero la verdad es que no había ido a un lugar silvestre quizás desde la última visita a la Senda Darwin en noviembre del año pasado. Mucho tiempo para mí.

Ayer entonces, junto a mi querida amiga y colega ilustradora botánica Mane Pérez de Arce partimos al parque natural Aguas de Ramón, lugar que conozco muy bien y que más encima está a tres minutos de mi casa. TRES. No había ido antes porque abrió hace poco, y porque no había encontrado la motivación suficiente. Pero mi amiga con todo su poder me agarró y me hizo moverme, y estoy infinitamente agradecida.

Vista de ladera norte.

Nos juntamos a las 9:00 am en el parque y partimos caminando por la ladera sur. A poco andar empezamos a ver las primeras señales de que este fue un año con más lluvia que los anteriores, y las praderas de hierbas y flores no se hicieron esperar. Además, pudimos observar con alivio que varios árboles secos se estaban recuperando, mostrando algunos brotes de hojas nuevas. Poco a poco nos encontramos con añañucas, placeas, schizanthus, tropaeolum, quebracho, azulillos, loasas blanzas y amarillas, 4 especies de dioscorea, leucocoryne, dos especies de pata de guanaco y mucho más.

Soldaditos – Tropaeolum tricolor

 

Loasa placei en pradera de Moscharia pinnatifida y flor de la culebra (introducida).

 

Placea arzae o macaya.

 

Solenomelus pedunculatus o maicillo.

 

Pradera de Moscharia pinnatifida, Loasa tricolor y Pasithea coerulea (azulillo)

 

Biodiversidad en las rocas: en primer plano, pata de guanaco (Cistanthe grandiflora).

 

Mariposita, Schizanthus porrigens.

Estas son sólo algunas de las maravillosas especies que pudimos ver en esta primera salida. Tengo que decir que este paseo me volvió a conectar con mi pasión por las plantas, por la exploración, por pasar buenos ratos afuera. Seguiré documentando más salidas para mostrarlas aquí y en mis redes sociales. Espero que también salgas a caminar, a observar y aproveches que esta primavera está especialmente bella. Es un premio para todo lo que hemos pasado en el último año y una señal de que la vida siempre se abre paso y que la resiliencia es uno de los valores necesarios de abrazar en estos tiempos. Muchos cariños!

América Latina: naturaleza, pasado, presente y futuro.

Octubre fue un mes de Movimiento con M mayúscula aquí en Chile. Un chispazo inesperado y violento nos hizo despertar de la hipnosis, y como todo bombazo, ha sido traumático. Pero los traumas, si son bien atendidos y sanados, conducen a crecimiento y maduración.

En esta ocasión quise hacer un programa analizando la situación de mi país y de nuestro hermoso continente desde el punto de vista del naturalismo y la colonización, enmarcado en las observaciones que hiciera el naturalista Alexander Von Humboldt más de doscientos años.

Libros citados en el video:

La invención de la Naturaleza de Andrea Wulf

El imperio visible de Daniela Bleichmar

Atlas de la historia física y política de Chile, Claudio Gay

Blogpost relacionado: La Red Latinoamericana de Ilustración Científica

Colapso del Modelo? Entrevista al Geógrafo Pablo Osses.

Estamos en pleno año 2019, y ya son 10 años de sequía extrema en la zona central de nuestro país. Al mismo tiempo, en Brasil gracias al gobierno de Bolsonaro, se han dejado de lado las políticas de protección al bosque y gran parte de la Amazonía está siendo arrasada por el fuego para dar paso a los cultivos y el pastoreo. Lo mismo está ocurriendo en Bolivia y en otros sectores aledaños a este enorme bosque de relevancia mundial. Aquí en Chile, nos prometen sacar el carbón de las matriz energética de aquí al 2050. Ese año, se ha manejado como el «año D» del cambio climático, pero las cosas se han acelerado ostensiblemente y esa fecha resulta casi irrisoria.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos? ¿Qué es el calentamiento global?

La mirada activa y positiva de Pablo Osses nos sugiere que la acción ciudadana es un factor de radical importancia para generar los cambios que necesitamos, y nos llama a todos a informarnos y a participar, aunque nuestro sistema tenga falencias.

Recordemos que el país lo hacemos y somos todos, y culparnos unos a otros nos llevará a no hacer nada.

Espero tus comentarios sobre esta entretenida y contingente entrevista.

Un gran abrazo!

Obra de la portada por Víctor Mahana www.victormahana.com

Andrés Charrier: Naturalista y Herpetógrafo.

En este episodio, conversé con un naturalista comprometido y apasionado como pocos. Él irónicamente, se dedica a la conservación de el único grupo de animales al que le tengo fobia en este planeta: las ranas.

Andy Charrier estudió antropología y luego de un largo e interesante camino, terminó dedicándose a estudiar y monitorear desde aves rapaces, pasando por roedores nativos y culminando con sus queridos batracios. Es tal su compromiso con ellos, que ha logrado poner en valor a estos animales muchas veces pasados por alto por todos nosotros. Tanto es así, que en estas semanas (y lo comentamos en el video) ayudó a rescatar a los últimos individuos de una especie de ranitas endémicas que habitan en un lugar muy particular del río Loa, en el norte de Chile.

Andy es un tipo inspirador, que además de su labor directa con los animales está creando una estación biológica en La Parva (cordillera de Santiago) y escribiendo libros sobre naturaleza chilena para niños, de la mano de excelentes ilustradoras. Espero que disfrutes mucho de esta conversación y que nos dejes tu comentario.

¿Sabes qué pasó con las ranitas del Loa que Andy ayudó a rescatar? Lee la noticia aquí:

https://www.t13.cl/noticia/nacional/zoologico-nacional-rescata-ultimas-ranas-del-loa-evitar-su-extincion

¿Quieres conocer el último libro de Andy? Entra a este LINK.

 

La Sexta Extinción Masiva, Chile y la COP25

Hace ya muchos años que estamos hablando sobre el Calentamiento Global, el Cambio Climático y los graves efectos que estos fenómenos causados por la Humanidad están teniendo sobre los ecosistemas, las especies, y las personas.

No existe ningún aspecto de nuestras vidas que no se vea afectado en alguna medida por estos hechos. Según los últimos estudios y reportes oficiales (link más abajo al que menciono en el video), tenemos una ventana de apenas 10 años para frenar la situación e impedir que la temperatura del planeta se eleve a niveles en que nuestra vida se haga muy difícil e incluso imposible en muchos lugares.

Con la cantidad enorme de información que estamos recibiendo diariamente, estas noticias poco a poco están formando parte de nuestro diario vivir y corremos el riesgo de desconectarnos para poder seguir viviendo tranquilos o de paralizarnos por la angustia que provoca el panorama «que viene». Aunque ni tú ni yo tenemos el poder de cambiar el mundo de forma individual, sí podemos hacerlo como colectivo. Por eso, es crucial que estemos conectados, nos informemos, nos comuniquemos y exijamos a nuestros gobiernos y líderes que tomen las acciones necesarias para garantizarles un futuro medianamente viable a nuestros hijos y todas las generaciones de personas y otros seres vivos que están con nosotros en la Tierra.

Mantengámonos optimistas pero no nos quedemos dormidos. Aprovechemos todos los recursos que tenemos ahora para hacernos escuchar y mostrar a nuestros conciudadanos que tenemos un país único que necesita que lo cuidemos.

Un pequeño adelanto de lo que viene…

En los próximos episodios de Mi Naturalismo TV conversaré con dos amigos, uno de la infancia y otro que conocí en esta etapa naturalista. Ellos nos van a mostrar los grandes aportes que están haciendo en áreas súper relevantes para las personas y el medio ambiente. Después de eso, compartiré un viaje muy especial: una visita a los inicios de mi camino naturalista. Ya iré contando más sobre ese proyecto súper emocionante que está a la vuelta de la esquina.

Links de este programa:

Link al reporte anual de IPBES

Link al Diplomado en Ilustración Naturalista- Diseño UC

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G.-

8 cosas que la Ilustración Botánica puede hacer por ti.

La ilustración botánica llegó a mi vida en un momento crucial. Estaba viviendo grandes cambios en muchos sentidos incluyendo matrimonio, cambio de ciudad y muchas dudas sobre mi futuro profesional. Había mucha confusión y era hora de tomar decisiones.
Independiente de lo que esté pasando en tu vida, aprender a ilustrar plantas trae muchos beneficios que van más allá de lo meramente técnico. Los alcances de este oficio pueden ser muy profundos para ti si te lo permites.
Veamos 8 beneficios indiscutibles:
  1. Va a abrir tu mundo. Lo primero que experimentas al adentrarte en el universo de la ilustración botánica es darte cuenta de que el mundo de las plantas es enorme, y más aún, que el mundo de la ilustración botánica es gigantesco y cada día vas a descubrir más y más ilustradores maravillosos que te empujarán a seguir aprendiendo. Y además, vas a pertenecer a una tribu internacional de amantes de las plantas y la pintura. ¿Hay algo mejor?
  2. Una vez que ves el mundo ampliarse hacia nuevos horizontes, empiezas a conocer a mucha gente que de alguna u otra manera, se relaciona con las plantas. Personas que antes pasaban desapercibidas, empezarán a aparecer a tu alrededor: coleccionistas de plantas, aficionados a la flora nativa (que saben muchísimo), botánicos, horticultores, jardineras, paisajistas, otros ilustradores de flora y fauna, ecologistas, artistas y un sinfín de personajes que no dejarán de presentarse una vez que entres por la puerta de la ilustración botánica.
  3. Tendrás una mayor conexión con los ciclos de la naturaleza. Quizás ya vivías observando las estaciones del año, o puede ser que estabas presente en cada una sin poner atención a los pequeños detalles. No importa si vives en una gran ciudad o en un lugar muy salvaje: cuando empiezas a ilustrar plantas, los ciclos naturales se vuelven relevantes para ti y tus investigaciones. ¿Cerca tuyo crece una flor nativa que quieres dibujar? Tendrás que averiguar sus tiempos de floración y salir corriendo a buscarla cuando sea el momento. ¿Hay hongos llamativos en tu región en el otoño? A investigar y a disfrutar con atención todas las temporadas.
  4. Sin darte cuenta, vas a empezar a meditar. Al sentarte en tu mesa a observar, dibujar y pintar tu planta, el tiempo pasa volando y tu mente se desconecta de los quehaceres y las demandas del día a día. También se silenciará esa voz interior que te está recordando la agenda, las compras y todo lo relacionado con el mundo terrenal. A pesar del esfuerzo que significa estar dibujando por horas, te mente estará descansada, renovada y podrá concentrarse mejor en todas sus tareas. ¡Meditar nunca fue tan fácil!
  5. El verde ya nunca más será lo mismo.  ¿Las plantas son verdes? ¡No todas! ¿Todos los verdes son iguales? ¡Claro que no! Apenas empieces a trabajar dibujando y pintando plantas, tu antiguo concepto del color verde -como un conjunto de tres o 4 colores-, va a explotar. De pronto, sales a la calle y te encuentras analizando el verde de una hoja, preguntándote con qué colores podrías usar para llegar a ese color exacto. Miras las nervaduras de las hojas y son muy amarillas, ¡o rojas! Aunque siempre has sabido que las plantas tienen distintos tipos de verdes, al estar pintándolas, tu percepción del verde y todos los colores cambiará radicalmente.
  6. Empiezas a llamar por sus nombres a las plantas que antes no podías identificar.  Esto, aunque un poco “nerd”, es muy entretenido y útil. No quiere decir que te los vas a saber todos en un par de meses, pero al ir ilustrando, investigando, conociendo familias de plantas, géneros y especies, tu biblioteca vegetal irá creciendo. Así, podrás buscar información mucho más rápido, hacer preguntas más dirigidas a los expertos y agregarle un contenido importante a tu trabajo: la parte botánica. Además, tus paseos a la naturaleza y a los jardines se harán mucho más divertidos al intentar dar el nombre correcto a todo lo que ves.
  7. Si antes tenías ganas de viajar, ahora vas a pensar en eso todo el tiempo. Las maravillosas plantas están en todos lados. Hay muy pocos rincones del planeta que no tienen vida vegetal. Los ilustradores botánicos se sienten naturalmente inclinados hacia los viajes, quizás manteniendo las costumbres aventureras de nuestros tatarabuelos los naturalistas. Por eso, al iniciarte en la ilustración de plantas y abrir tu mundo, vas a querer ir a conocer lugares de tu país u otros países, porque no puedes dejar de ver esa planta increíble en su hábitat silvestre. O también, te vas a obsesionar con cierto jardín botánico y esa será una de tus metas. Honestamente, ¿a quién no le ha pasado?
  8. Y por último, algo que personalmente me ha pasado y agradezco: tu arte tiene un propósito más allá de ti. Con esto quiero decir, que al hacer este trabajo tu cabeza y corazón no estarán tan centrados en tu persona o tus conflictos personales, si no que te concentrarás en tu planta, sus características y su situación en el medio ambiente. ¿Por qué creo que es muy bueno? Porque tu arte se conecta más abiertamente con otros y la conversación se abre. Además, ilustrar plantas tiene un propósito intrínseco, que es comunicar la historia de una planta a personas que no saben de ella tanto como sabes tú. Esta forma de arte es un diálogo entre la planta, tú y los espectadores. Este proceso, hará tu vida mucho más liviana, ¡te lo aseguro! Finalmente: el mundo y las plantas necesitan que tú y todos nosotros llevemos el mensaje de la conservación AHORA!
Éstas son las 8 cosas increíbles que te puede traer la Ilustración Botánica a tu vida si estás abierto. Hay muchas más que se están quedando afuera de esta lista, así que si conoces otros beneficios que esta hermosa disciplina puede brindarnos, escríbelo en los comentarios!!!
Link segmento de Libros: «Verde/Azul», libro de la semana gracias a Librería Libro Verde. https://www.libroverde.cl/verde-azul-1062006440xJM
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Araucarias Nahuelbuta Mi Naturalismo Geraldine MacKinnon Naturaleza

Decálogo de Mi Naturalismo – Escuela Online de Ilustración Botánica.

Cómo hacemos del mundo un lugar mejor dibujando plantas.

Años atrás, había recién regresado de mi residencia del Royal Botanic Garden Edinburgh muy feliz después haber tenido la fortuna de estar aprendiendo en uno de los mejores jardines botánicos del mundo. Venía con todo el entusiasmo que se trae después de un viaje como ése: ganas de dibujar todas las plantas de Chile, de seguir enseñando, de hacer miles de proyectos. Un mareo de ideas y felicidad. Unas semanas después, mi padre me prestó un libro* escrito por un periodista australiano que se había propuesto averiguar si el Calentamiento Global era real o una farsa, y por qué las personas nos resistíamos a hacer algo. 

Leí el libro en pocas noches y cerca del final, me sentí totalmente desolada. Recuerdo que me puse a llorar y sentí que no había ninguna salida posible. En ese momento, le dije a mi marido que no quería tener hijos. Sentía que era injusto y egoísta traer más niños a un mundo donde la gran mayoría de los niños tienen vidas terribles y más encima, con la sentencia de un futuro caótico y negro. Pensé que nada de lo que pudiera hacer tenía ningún sentido, ni mucho menos impacto. 
Lo único que atiné a sentir en ese momento era que mi trabajo era tremendamente inútil y superfluo. Ilustrar plantas se me presentó como algo vacío, sin sentido y hasta ridículo en un mundo con tantas urgencias, injusticias, problemas enormes. ¿Qué podía hacer yo? 
Me atormenté con esos pensamientos por varios días, hasta que poco a poco se fueron calmando y después de implementar sistemas de reciclaje y lombricultura en mi casa, seguí con mi vida. Traté de comprar más en las ferias orgánicas y usar menos plástico. Supongo que es lo mínimo que podemos hacer los ciudadanos al estar viviendo en estos tiempos. Más adelante, quise ser mamá y tuvimos a nuestra hijita, Tahira. 
Ha pasado el tiempo, y la situación mundial no ha mejorado, si no todo lo contrario. Hay más desigualdad, los ciudadanos ya no tenemos por quién votar. En el mundo están surgiendo liderazgos nefastos que cuestionan toda lógica y sentido común. Brasil es el ejemplo que se me viene primero a la cabeza por su total locura. Y aquí, mientras escribo, están intentando privatizar el agua definitivamente y a perpetuidad, pues leyeron el informe que pone a Chile como el país con más estrés hídrico de toda la región para el 2040. Podría seguir nombrando estas atrocidades una tras otra.  
Pero ya no pienso que ilustrar plantas o dedicarse a esta profesión sea algo ridículo o inútil. Hace tiempo que logré identificar y asumir la importancia de este trabajo, y sobre todo entendí que el mundo es una gran cebolla que tiene muchas capas, y que cada ser humano habita o participa de algunas de ellas, y que es imposible ser directamente influyente en todas. Mi lugar está en la difusión de la ilustración botánica, en abrir caminos para otros, en mantener un oficio, en que se hable de plantas y que mucha gente use este conocimiento para movilizar más vidas. Creo en el arte naturalista como medio de comunicación, como un lenguaje que a través de la conexión autor – planta (etc.) – espectador logra transmitir ideas, conocimientos y emociones de manera mucho más eficiente y profunda que leer reportajes, papers o diarios. También estoy convencida de que contemplar y dibujar mucho de alguna manera, nos hace mejores personas. Al menos lo he comprobado en mí y en muchas personas que conozco y que se sienten más felices y equilibradas desde que incorporaron el dibujo como práctica constante en sus vidas.
Mientras más personas de todas las edades cultiven la pasión por observar, dibujar, rescatar , mostrar y enseñar nuestra flora, ecosistemas, fauna, etc., más posibilidades tenemos de lograr que se produzca el cambio que necesitamos. La cebolla hay que pelarla en todas sus capas, todos los aportes suman. 
Si orientamos nuestros esfuerzos de maneras positivas, con mensajes que impulsen a otros a conocer y a tomar consciencia, si logramos que el sistema educacional ponga su atención en los temas importantes, que las políticas del Estado cambien, que la naturaleza tenga el lugar que le corresponde, estaremos haciendo algo. Nada garantiza que lograremos nuestro cometido en esta generación, la maquinaria existente es enorme y pesada. Pero si como las hormigas trabajamos uno al lado del otro, insistentemente, consistentemente, sé que habrán cambios y que nuestros hijos y sus hijos podrán vivir en un mundo mejor.
Sea lo que sea que estés haciendo, tus acciones y palabras pueden ser un ejemplo para otros. 
¿Qué sientes cuando piensas en este tema? ¿Piensas que podremos hacer algo por nuestro amado planeta y por todos los seres vivos que lo habitamos? 

Traducción del artículo sobre Marianne North en Z-Dergisi / Revista Z, Estambul

Marianne North y su última aventura a un Chile salvaje.
Geraldine MacKinnon.
Z-Magazine, Estambul, Septiembre de 2017.
(Traducción hecha por mí, sin editar)


«El sueño de la Naturalista» Acuarela sobre papel, 2011. Esta obra 
ilustra el deseo de Marianne North de venir a nuestro país. Las flores 
en la imagen forman parte de sus pinturas.


La primera naturalista que estudié cuando empecé a trabajar como ilustradora botánica fue Marianne North. Encontré por accidente un sitio web con partes de su biografía y obras el año 2009 y me sorprendió mucho saber que había venido a Chile a pintar nuestras hermosas plantas en 1884. No conocía la gran mayoría de las especies, así que empecé a investigar.

Marianne North nació en Hastings, Inglaterra en 1830. Esta dama Victoriana representa a la perfección el espíritu aventurero de muchas mujeres europeas de su época, quienes atraídas por la idea de conocer nuevos mundos salvajes, abandonaron las comodidades de sus vidas en la riqueza y emprendieron largos viajes en la búsqueda de nuevos horizontes. Muchas de ellas querían desentrañar los secretos ocultos de la naturaleza, estudiando ciencias naturales o antropología. Otras eran cazadoras, pescadoras o coleccionistas de aves, plantas e insectos.
Entre 1870 y 1920 conocimos a las primeras mujeres que desarrollaron lo que hoy conocemos como “conciencia ecológica”, y dedicaron sus vidas a escribir y hablar sobre la importancia de proteger animales y plantas, y promovieron el cultivo de huertos en las casas y en los espacios públicos. Algunas escribieron e ilustraron literatura infantil para educar a los pequeños, enseñándoles a respetar y cuidar a los animales.
El caso de North es bastante especial. Hija de un importante político inglés (Friederick North), estudió canto y música desde muy pequeña, pero más tarde decidió dedicar su tiempo a pintar con acuarela -técnica tremendamente popular entre las niñas y mujeres de su tiempo-. Marianne era muy cercana a su padre y nunca se casó. Junto a él recorrieron Europa y visitaron lugares exóticos y antiguos como Egipto, Italia y Grecia. Poco después de cumplir los 40 años, su padre fallece y Marianne entró en una fuerte tristeza y depresión.
Pronto decide dejar su casa en Inglaterra y viaja a Canada con una amiga, pero pronto se da cuenta de que prefiere estar sola, así que continúa sus viajes sin compañía. Desde ese momento, Marianne empieza a pintar al óleo sobre madera cubierta en tela. Decide pintar cada paisaje y planta que llama su atención. Decide que pintar la naturaleza será su nuevo estilo de vida y con el dinero de su herencia financia sus viajes a Estados Unidos, Jamaica, Brasil, Tenerife, Japón, Singapur, Sarawak, Java, Sri Lanka, India, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, las islas Seychelles y por último, Chile. Algunas de las plantas que pintó fueron descubiertas por ella y, por lo tanto, llevan su nombre.

Su viaje a Chile en 1884 duró solamente cuatro meses pero dio origen a las más hermosas pinturas de la singular flora chilena y a paisajes que hoy no existen. Esto ilustra la fuerza de su deseo descubridor y de mostrar en su país lo bello de lo que llamó “el jardín del mundo”. 
Los escenarios que Marianne pintó han cambiado radicalmente: algunos lugares que en ese entonces eran fundos privados hoy son áreas de conservación (por ejemplo el PN Nahuelbuta), aunque otros han tenido peor suerte, como las hermosas costas deshabitadas de Concón donde la vida silvestre lucha por sobrevivir en unos pocos kilómetros cuadrados.

«Araucarias en Nahuelbuta». Acuarela sobre papel, 2011.


Lo que la trajo a Chile en primera instancia fue la necesidad de completar su colección de Araucarias del mundo: ya había pintado la especie brasileña y la australiana. La búsqueda de las Puyas o Chaguales que crecen en la costa y los cerros de la zona central también llamaban su atención. Así, pintó las magníficas araucarias que vio en la Cordillera de Nahuelbuta. En la misma región, hacia el este se encuentra Lonquimay: una localidad andina donde crecen antiguos bosques de araucaria. Lonquimay aun es una hermosa provincia que alberga a estos impresionantes árboles. Cada otoño comienzan a caer abundantes nevadas que a veces aíslan a sus habitantes. Las araucarias permanecen en silencio en las montañas blancas y solitarias.

Mucha gente le advirtió que no viniera, pues su salud se había debilitado mucho con todas las largas y difíciles travesías en barco. Pero la obsesión por terminar su gran obra era más fuerte que cualquier cosa. Después de este, su último viaje, North vuelve a Inglaterra para construir con sus propios recursos la famosa galería que alberga sus más de 800 pinturas en el Jardín Botánico de Kew. Ella misma diseñó el pequeño edificio.

El aspecto más relevante de este registro para nosotros como chilenos es que nos permite visualizar lo hermoso que era nuestro país antes del desarrollo industrial del siglo XX. Es a la vez reconfortante y triste ver estas hermosas pinturas en la galería de Kew: hasta pareciera ser un paraíso exótico, como cualquier lugar tropical. Por muchos años -y hasta hoy en muchos casos- los escolares aprenden sobre la naturaleza chilena de un modo muy general, donde se les mencionan apenas un par de flores como el copihue (Lapageria rosea) y alguna que otra, con suerte. Si la obra de North pudiera entrar a las salas de clase, los niños y adolescentes verían la joya que tenemos y lo importante que es cuidar de lo poco que nos queda.

Esta investigación ayudó a conectarme con la belleza y fragilidad de mi país con su variedad de paisajes y además, reafirmó mi obsesión como mujer artista: dedicar mi trabajo a registrar y mostrar las plantas en un mundo donde es urgente hacer cambios profundos en cómo los humanos nos relacionamos con todos los otros seres.

Marianne North: mujer, viajera y exploradora del siglo XIX es en primer lugar admirable por hacer su sueño realidad a pesar de las dificultades de su tiempo. Ella quería ver el mundo con sus propios ojos.

Puedes ver la investigación que realicé el 2011 en el siguiente link:

Residencia en Kaua’i: Segundo reporte.

Es hora de seguir contándoles sobre mi experiencia en Kaua’i en marzo pasado. En el post pasado les conté un poco sobre el NTBG (jardín), ahora quiero mostrarles a mis compañeros, hablarles de mi proyecto y de nuestro día a día a través de fotos. Arriba pueden ver los libros que traje, la idea es tener buen material de referencia ahora que tengo que pintar un importante número de plantas a partir de mis registros. Los libros para mí, son la fuente más confiable y agradable de leer. Además, cada uno propone un punto de vista particular en torno a las plantas de un mismo lugar.

Foto: Wing Fong.

Como les conté anteriormente, el NTBG Florilegium Project busca reunir a un grupo estable de artistas botánicos de diferentes lugares del mundo con el fin de ilustrar las plantas nativas del archipiélago de Hawai’i, la Polinesia y otras regiones tropicales. En esta foto vemos al grupo (faltan algunas pintoras que no pudieron asistir este año). Los artistas son -de izquierda a derecha: Trudy Rehbock (USA), Mali Moir (Australia), Jane Goldsmith (USA), John Pastoriza Piñol (Australia), Robin Jess (USA), Asuka Hishiki (Japón), Wendy Hollender (organizadora, USA), Geraldine MacKinnon (yo), Esther Carpi (USA), Kelly Radding (USA) y Melanie Campbell-Carter (USA). Todos estos artistas cuentan con una gran trayectoria y fue un verdadero placer poder compartir con ellos dos semanas de intenso trabajo, conversaciones y excursiones…y uno que otro chapuzón en el mar!

Cinco de nosotros (Mali, Robin, John, Asuka y yo) vivimos las dos semanas juntos en esta casa de Papalina Road, a menos de dos cuadras caminando del jardín botánico. Tuvimos suerte porque nos llevamos muy bien, nos hicimos amigos y al final nos transformamos en una especie de familia con nuestra rutina y todo.

Nuestro primer día, partimos con un experto a conocer de cerca las plantas más raras y especiales. Vimos muchas nativas de Kaua’i y Hawai’i y también del resto de la Polinesia, como las Marquesas. En Kaua’i la familia Malvaceae está muy presente, con los hibiscos que conocemos tan bien. Eso sí, los nativos son bien especiales, algunos muy distintos de los que vemos comúnmente.

Hibisco Kokio, uno de los nativos de Kaua’i, de un naranja muy intenso.
Esta Campanulaceae endémica es pariente de nuestras Lobelias.
La maestra Mali Moir trabajando.
Todos los días a partir de las 8:00 am (excepto Asuka que tiene la capacidad de levantarse a las 6, envidiable!!!) llegábamos a la sala donde trabajábamos todos juntos. Teníamos vista a todo el valle del jardín botánico y al mar. En la mañana, el encargado de las plantas nos traía las muestras que necesitábamos para trabajar. A veces bajaba al jardín por mi cuenta a sacar fotos y a descubrir más plantas exóticas.
Orquídeas con olor a chocolate con vainilla…riquísimo!
El camino hacia la playa; el NTBG limita con el mar.
La hermosa playa donde termina el jardín. Estábamos felices pues vimos saltar varias veces a una ballena jorobada muy cerca de la orilla. Estas ballenas son muy abundantes en los alrededores de Kaua’i y no son difíciles de ver. Fue emocionante para mí pues nunca había tenido esa experiencia.

Paseando por el Parque Kokeo y el Waimea Canyon, una especie de Cañón del Colorado tropical. Kaua’i se diferencia de otras islas del archipiélago por sus lluvias más abundantes y vegetación más selvática en la parte central y norte de la isla. Es la isla más antigua de Hawai’i y esto se puede apreciar en la forma de sus montañas.
Libro de especies tropicales, s. XVIII

Diario de plantas tropicales pintado a mano con gouache (acuarela opaca), del siglo XIX.
En la biblioteca del NTBG existe una colección de libros raros de botánica (realmente espectacular e insospechada) donde se puede encontrar una copia de la primera edición de El Origen de las Especies de Charles Darwin y muchos otros libros increíbles. Poder mirar libros antiguos, diarios pintados a mano y otras joyas fue muy estimulante, se aprende mucho y las ideas empiezan a llegar a raudales.
John P.P. trabajando en su particular estilo.
No hay nada como trabajar en grupo 🙂

La mesa de Esther Carpi, que trabaja con lápices de colores.

Trudy Rehbock, muy simpática, trabajando en su lámina de una linda flor de islas Marquesas.

La mesa de nuestra energética, simpática y gran organizadora y artista Wendy Hollender. Ella desarrolla su trabajo con lápices de colores y ha sido maestra de Trudy y Esther por muchos años.

Mi mesa uno de esos días.
En el próximo reporte, les mostraré más plantas BELLAS y hablaré de las especies que elegí para trabajar. Nos vemos!

Un raro hibisco nativo de Kaua’i. Solo quedan dos plantas en su ambiente original, si no lo cuidan, va a desaparecer.