Este mes en revista Chile Indómito :)

Estoy muy feliz porque este mes hay un reportaje a mi trabajo y al de otras tres colegas ilustradoras naturalistas en la excelente revista de naturaleza chilena «Chile Indómito». Aquí les dejo el link a la revista, que aparece todos los meses en formato digital.

Reflexiones sobre roles, sociedad, futuro, arte y ciencia.

Esta semana me ha tocado participar en una interesante instancia donde he podido conocer y compartir con muchos científicos y profesionales que, desde sus diversas áreas, están aportando a un mejor manejo de los recursos naturales en diversos lugares del planeta. Se trata de la «First Conference of Natural Resources and Development», que está teniendo lugar en Reñaca, región de Valparaíso. Esta vez la institución anfitriona es la Universidad Católica de Valparaíso, a través de la escuela de Agronomía.
Ha sido muy estimulante conocer trabajos que se enfocan en mejorar la calidad de vida de comunidades que se ven afectadas por situaciones como escasez de agua, comida, mal uso de zonas con alta biodiversidad, desastres naturales, etc.
Al mismo tiempo, me he encontrado con el lado menos romántico de los científicos: presentar casos de estudio, estadísticas, números, conclusiones y propuestas que no derivan en una reflexión más profunda de cómo queremos vivir, de qué dirección podríamos tomar como civilización, etc.
Quizás ha sido por el poco tiempo para hablar, para preguntar, para debatir que me ha quedado esta sensación.

Una de las presentaciones, sin embargo, me mostró una perspectiva muy interesante de cómo pensar en el mundo que queremos. Fue la charla de Conor Skehan, arquitecto irlandés que lleva 30 años trabajando en planificación, diseño de paisaje, asesorías ambientales, entre otras cosas. Skehan nos plantea que nosotros, los humanos, utilizamos una porción ínfima de la superficie de la tierra y que por lo tanto, debemos utilizarla con sabiduría para que lo que hagamos hoy, tenga un impacto positivo en los seres humanos que están por nacer.
Según Skehan, la civilización apunta a que la cultura urbana y sus valores serán los imperantes, desplazando totalmente al mundo rural, y más allá, dejando a los espacios «naturales» como elementos dentro de la trama urbana, pasando a ser indicadores de buena calidad de vida en las urbes que los administren.
Se tratará de un planeta súper poblado, donde las ciudades trascenderán a las naciones, y donde existirán ciudades exitosas, con buena calidad de vida, servicios, altos índices de felicidad, y otras donde el panorama será el opuesto. Ante esta perspectiva, a nosotros nos queda enfocarnos en lo que queremos para el futuro y esforzarnos para que las generaciones que vienen puedan habitar un mundo repleto pero amable. Conor Skehan nos llama a ser más optimistas con el futuro, y a pensar que lo que pasa hoy es una etapa, que podrá ser superada.

Desde esta vereda y desde mi escala humana pequeña, de mujer y artista en un país que no ha alcanzado el llamado desarrollo, me pregunto cuál es el aporte que puedo hacer para que nuestro país y sus ciudades tomen el rumbo que haga que el futuro de nuestra descendencia sea más auspicioso a pesar de los problemas que enfrentarán. Todavía no lo sé, quizás no sea una tarea concreta, ni una dirección exacta, si no más bien una actitud nueva: menos egoísta, de mayor compasión y entendimiento, de compartir experiencias y lo que sé, de acoger lo distinto y discutir y resolver los conflictos. 
En fin, sigo pensando y mañana cuando sea mi turno, les contaré si en la práctica es posible entablar diálogos entre artistas y científicos, más allá de las expectativas, la teoría y las ganas de que algo pase.

Un nuevo proyecto MUY emocionante

Este mes empezaré una nueva aventura científica que me tiene muy entusiasmada: voy a estudiar e ilustrar las relaciones de dependencia mutua entre plantas y hongos. Para esto seré asesorada por Patricio Novoa, del Jardín Botánico Nacional. El resultado de este trabajo será expuesto en primer lugar en la Bienal de Artes Mediales en el Museo Nacional de Bellas Artes a partir del 3 de Octubre de este año.
Pronto más datos y noticias sobre este tema.

El dibujo me llama: algunas conclusiones

Euchryphia glutinosa, ilustración en acuarela, colección Royal Botanic Garden Edinburgh.
Han pasado casi dos semanas desde que volví de mi periplo por Escocia y todavía estoy procesando toda la información y vivencias del viaje. El aterrizaje ha sido lindo en lo familiar (nada como volver al hoar) y al mismo tiempo un «piquero» al mundo «real» de los trámites y la burocracia.
Es ahora cuando intento pensar qué ha significado la oportunidad de trabajar en un jardín botánico de esa envergadura, en el contexto puramente científico, en un país con una larga tradición jardinera, botánica y naturalista con el que además tengo un lazo sanguíneo que ha sido parte importante de la experiencia. Aunque todavía no lo tengo del todo claro, quiero compartir algunas de mis primeras conclusiones con ustedes. 
Lo primero que me pregunté al volver, es por qué nuestro país me da la impresión de retroceder en vez de avanzar en temas que tienen que ver con conservación y educación ambiental: estamos dejando todo en manos de privados, queremos que ellos sean quienes decidan sobre cuándo y cómo explotar los recursos naturales y además que se preocupen de invertir en proyectos de conservación. Si el Estado abandona al medioambiente a su suerte (en manos de compañías que sólo velan por el buen resultado de sus inversiones a corto plazo, sin importar las implicancias de éstas), abandona también a las personas que lo habitamos y contamos con él para nuestra vida -en el más puro sentido-: nuestro lugar, nuestro sustento, nuestro pasado, presente y futuro. 
Gran Bretaña y Escocia también tienen el mismo dilema: hay conflictos con el uso de los suelos, se están vendiendo cada vez más terrenos a industrias contaminantes (aunque existen estándares mucho más altos que las industrias deben respetar), las especies de animales salvajes cada vez son menos -los grandes mamíferos de las islas británicas ya no existen- y la flora nativa ha ido cambiando su configuración a medida que se han introducido y asalvajado miles de especies extranjeras -no olvidemos la fiebre por el coleccionismo de los ingleses-, por lo que los lugares que conservan la denominación de «nativos» o intocados son casi contados con los dedos, y tienen algún grado de intervención. Pero, y he aquí la diferencia: el Estado invierte una enorme cantidad de recursos en la creación y mantención de jardines botánicos y recreacionales, invierte en investigación y en programas de conservación y re inserción de especies casi extintas, en educación y en profesionales que garanticen la continuidad de estos esfuerzos en el tiempo. Y esto no es nuevo, tiene ya varios siglos, desde que surgieron los primeros jardines botánicos en el siglo XVII.
Si nosotros queremos alcanzar el rótulo de país desarrollado, no podemos enfocarnos solamente en la industria y la economía: debemos procurar también un nivel educacional y cultural que nos permita dialogar a la par con los países con más desarrollo histórico, y esto incluye desde la educación de mejor calidad y acceso en nuestras escuelas hasta la inversión en capital cultural y ambiental concreto, como son los jardines botánicos -que son centros de investigación, no de recreación-, los zoológicos y los museos. La única forma de que nuestros ciudadanos cuiden y aprecien su país, que valoren lo que tienen y dejen de botar las clásicas cáscaras de sandía y pañales en las playas, es que sepan lo que vale Este país, Su país. Y se asombrarían al saber lo admirada que ha sido por siglos nuestra flora y nuestra geografía tan particular a los ojos de los extranjeros.
Fuchsia magellanica, dibujo previo a lápiz. Royal Botanic Garden Edinburgh.
Es en el contexto de esta reflexión que me pregunto ¿por qué hago lo que hago? ¿Cuál es el sentido? ¿Qué/quién quiero ser? ¿Puedo como artista llegar a ser un agente de cambio real en esta maquinaria que parece no detenerse, que no quiere pensar? Obviamente estas preguntas se contestan con acciones y se necesita mucho tiempo para saber las respuestas.
En este viaje aprendí mucho del oficio de la ilustración botánica y de la importancia que tiene en el ámbito científico. Veo esta disciplina como una herramienta capaz de tocar sensibilidades, de educar, de dar a conocer, informar, embellecer, y sobre todo evocar esas sensaciones indescriptibles que la naturaleza provoca en las personas. Y vuelvo a caer en la vieja premisa de que una imagen vale más que mil palabras, y aunque suene cursi y cliché así es.
Pensando en esto, me reencuentro todos los días con el placer de querer seguir dibujando y pintando plantas, animales o lo que sea necesario y como me de la gana. Es esa necesidad de destacar cada especie y decir «yo lo vi, lo conocí, quiero que tú también lo veas y lo conozcas, así como yo lo veo». Muchas veces me cuestiono (¡siempre!) y pienso: «bueno, ya sé dibujar y pintar, puedo «copiar» las plantas y lo que sea. Pero, ¿qué hago con eso? Quiero copiar cosas simplemente o agregar ese algo más que agregan (agregamos) los artistas a lo que hacen? ¿Por qué vivo preocupada de eso? «.
Me incomoda esta preocupación, al mismo tiempo que me desafía. Siento que tengo (¡y quiero!) tanto que hacer en el ámbito de la ilustración científica -donde más encima me preocupa desarrollar y mostrar un estilo propio dentro de los cánones exigidos-, y a la vez pienso en que mi obra como artista debe traspasar las fronteras de la ilustración y cuestionar esos límites en pos de algo propio, nuevo, original, etc. Pero, ¿cómo lo hago? ¿qué hago? ¿quiero hacer eso? Ya lo sabré.
Trabajando en mi escritorio del Herbario del Royal Botanic Garden Edinburgh.

¿Alguna conclusión por el momento, después de tantas vueltas? Sí. Es momento de asimilar lo aprendido, aplicar lo nuevo, mejorar. Hacer, trabajar, pintar lo que quiera. Disfrutar lo que sé hacer, lo que me gusta. Invitar a más personas a aprender; enseñar un oficio que es en sí mismo una escuela: de dibujo, de meditación, de color, de pintura, de observación y de conocimiento profundo: el dibujo es quizás una de las mejores formas de conocer y valorar lo que hay a nuestro alrededor. Es esa conexión personal, espiritual y física con lo que vemos.
La principal tarea: poner en práctica las ideas. No detenerme. Espero que ese acto me ayude a transmitir lo que pienso de manera que las imágenes toquen las puertas correctas.

Vista del Palm House (invernadero de palmeras) del RBGE desde el jardín de plantas chilenas «Chilean Terrace». Se puede ver la Lobelia tupa en flor (flores rojas).

Diario de la expo de Marianne North

Open publication – Free publishingMore exploration

Un trabajo en progreso que tiene aún muchas posibilidades de desarrollo. No considero este diario como terminado, pero creo que ya va bastante avanzado.
Pronto más posts sobre la experiencia en Edimburgo y Kew Gardens!

Achira seedpod Kauai

La importancia del tiempo.

Por qué el tiempo es importante para el trabajo.
«Mi depredador ha muerto» acuarela, 2012.
Este fin de semana fue particularmente interesante y productivo en términos de pensar en torno a qué quiero para mi trabajo, cómo quiero enfrentarlo, etc.
Como parte de la pasantía, tuve la oportunidad de participar del taller de dos días de la artista Rachel Pedder-Smith. Rachel concluyó hace poco un doctorado en Bellas Artes que consistió en pintar especímenes herborizados de plantas de la colección de Kew Gardens, usando un sistema de clasificación basado en el ADN de las especies. Ella demoró dos años en crear y postular este proyecto como tesis doctoral y 766 días más en su ejecución, obteniendo como resultado una gran acuarela de 5,33 metros de largo que muestra todas las plantas secas seleccionadas, tal como se ven en las carpetas del Herbario.
Lo que más llamó mi atención de Rachel y su trabajo, es la disciplina y organización con que enfrenta su proyecto y al mismo tiempo su actitud sencilla y relajada al momento de pintar. Ella no necesita millones de instrumentos y pinceles para trabajar, ni miles de colores. Usa dos pinceles, uno de ellos viejo -su favorito- y otro que tiene que renovar cada semana. Es la primera artista botánica que conozco en este país que mete los dedos en la pintura y le da lo mismo.
La técnica que ha desarrollado es muy eficiente y rescata a la perfección las formas, colores y texturas de plantas, frutos y semillas que están aplastados y sin vida hace siglos, en algunos casos. Es increíble y muy bello cómo les vuelve a dar luz y alma a estas plantas de museo.
Rachel Pedder-Smith, detalle de «Herbarium Specimen Painting» 2011
 
Al tener la oportunidad de conocer la historia de este trabajo y de cómo la artista lo llevó a cabo, termino de entender lo que hace tiempo he estado reflexionando. Es imposible desarrollar un trabajo -artístico, científico, etc.- consistente y de excelencia sin tomar el tiempo que esto requiere en términos conceptuales, técnicos, de compromiso y emocionales.
Una buena idea, la obra más genial, puede morir antes de nacer si no le dedicamos el tiempo necesario para madurar y desarrollar su máximo potencial (y a su vez el máximo potencial del artista en ese momento).
En nuestro país, Chile, existe la sensación de la ejecución rápida en las artes es una virtud. Que el que se demora menos tiempo en crear un cuadro (ojalá muy grande) es el más hábil, capaz y entendido. Pero no puedo estar menos de acuerdo. Muchas veces me he encontrado con artistas muy prolíficos y que trabajan en grandes formatos, pero que al mirar de cerca podemos notar el apuro en la ejecución. Hay una concepción de que cantidad y gran formato es mejor que calidad. Cuidado con este prejuicio.
Personalmente, muchas veces me solicitan trabajos de alta dificultad, pero quienes los encargan no cuentan con que este es un oficio altamente técnico y riguroso, y que trabajar contra el tiempo sólo va en desmedro del resultado y por lo tanto del producto final. Las personas que desarrollan proyectos editoriales o de otro tipo y que usan ilustraciones en Chile no están acostumbrados a organizar los tiempos de manera que se optimice el trabajo de ilustración, sobre todo si se trata de ciencias.
Rachel Pedder-Smith «Afzelia africana«
 
 

Aquí he aprendido que los trabajos de excelencia invierten más que nada en tiempo, y que esa gran ventaja los lleva a ser lo que son.
Me incluyo por supuesto en esta crítica, pues sé que si a mi último proyecto le hubiese dedicado más tiempo, es decir lo necesario, habría sido mucho más completo, mejor hecho, etc. Hoy lo veo sin duda como el inicio de algo más grande, jamás como algo terminado (me refiero a la serie de trabajos basados en Marianne North).

Es una tarea colectiva en nuestro país revertir la cultura de la velocidad porque finalmente lo único que sale de ahí son ideas mal terminadas, que pudieron ser mucho más pero no se les dio tiempo.

Inspiraciones de viaje: Elizabeth Blackadder

Hoy en la mañana decidí caminar hacia las galerías de Arte Moderno de Escocia. Son dos galerías «hermanas» ubicadas en un gran parque y separadas por una calle -y cientos de metros cuadrados de parques y esculturas. «Mod 1» y «Mod 2» albergan una excelente colección marcada sobre todo por el surrealismo, los coloristas escoceses, algunas obras de Pop Art temprano, Dadá, etc. En esta ocasión me encontré con una exhibición temporal dedicada a la obra gráfica de Edvard Munch, que me gustó muchísimo. Vale la pena mirar trabajos suyos menos conocidos, que nos sacan de la imagen del «Grito» y que nos muestran otros temas desarrollados por Munch, como la relación hombre – mujer y la enfermedad de su hermana menor. Lo que todo tiene en común, es la angustia, la ansiedad, el abandono, la soledad y la desesperanza. 
Saliendo de esta bella tristeza, bajé a la tienda de la galería -claro, ¡cómo no visitarla! y me encontré con un interesante catálogo que llamó mi atención en seguida, y apenas lo revisé me di cuenta que estaba ante una artista increíble, que puse entre mis favoritas sin pensarlo. Se trata de Elizabeth Blackadder, artista escocesa quien el año pasado tuvo su retrospectiva en la Scottish National Gallery of Modern Art, en el marco de la celebración de sus ochenta años de vida (ella aun sigue trabajando en su taller de Edimburgo).
                                                                  Elizabeth Blackadder 01
Me encontré con una obra fresca, bella, alegre, talentosa y con una variedad de temas que atraen por su colorido, la forma en que interpreta el espacio y la perspectiva, los motivos botánicos, los orientales, los gatos, los moluscos. Para mí en este momento se trata de una pintora que quiero conocer más a fondo y me provocó muchas ganas de explorar otras posibilidades, más allá del naturalismo. Es fácil encasillarse en una forma de ver las cosas, por eso es bueno ver a otros hacer lo contrario. 
El trabajo de Blackadder me llama a traspasar nuevas fronteras y quizás a volver a mi más auténtico ser artista, a esa que estudiaba arte sin pretensiones, ni prejuicios, ni mañas de esas que llegan con la instrucción formal. Moverse entre los diferentes espectros de la creación es al final, la mejor forma para ser libre dentro de una misma y en el mundo.
                                                                   Elizabeth Blackadder 02

  
                                                                                      Elizabeth Blackadder 03

                                                                                   Elizabeth Blackadder 04


                                                                                      Elizabeth Blackadder 05

Visita al Jardín Botánico de Logan

El Jardín Botánico de Edimburgo -que de ahora en adelante llamaré RBGE- está a cargo de otros jardines ubicados en diferentes localidades de Escocia. Hoy tuve la oportunidad de visitar el Jardín Botánico de Logan, ubicado en la costa suroeste de Escocia y que tiene la ventaja de ser una zona bajo la influencia de las cálidas aguas de la Corriente del Golfo, lo que crea una suerte de micro clima en la región y permite que en este lugar crezcan perfectamente muchas especies de nuestro país y de zonas de climas sub tropicales como Nueva Zelanda, Australia y el sur de África. 
Aunque no es de gran tamaño, está bellamente diseñado. En esta época del año, verano en Europa, es especialmente atractivo debido a la gran cantidad de plantas en período de floración. Hay rododendros, fucsias, calceolarias, leguminosas muy exóticas y bulbosas. También me llamaron la atención unos pequeños sapitos grises cafesosos que viven entre la humedad de las plantas. 
Dentro de algunas semanas podré pasar unos días trabajando en este lugar, dibujando especies chilenas que allí se encuentran. Las alstroemerias se dan aquí particularmente bien.

Posteando desde el Royal Botanic Garden, Edimburgo – Escocia

Hola queri@s amig@s de Mi Naturalismo!

Estoy contentísima de estar escribiendo desde la antiquísima ciudad de Edimburgo, Escocia. Estoy aquí para llevar a cabo una pasantía en el Royal Botanic Garden de esta ciudad, financiado por Fondart y con el apoyo del Museo Nacional de Historia Natural.
El Royal Botanic Garden de Edimburgo tiene más o menos cuatrocientos años de existencia y es uno de los cinco jardines botánicos más importantes del mundo.

Estaré publicando semanalmente los avances de mi trabajo y otras cosas interesantes que pueda conocer durante mi estadía.

Están todos cordialmente invitados a seguir esta publicación y a difundirla entre las personas que quieran saber más sobre cómo es el trabajo en un Jardín Botánico, quiénes trabajan, cómo lo hacen, cuáles son sus objetivos y cómo ven el estado actual de nuestro apreciado mundo natural.
Espero tenerlos por aquí y que disfruten de este viaje conmigo.

Saludos!

Colaboraciones: Especies Marinas para el MNHN

Open publication – Free publishingMore acuarela

Les presento el catálogo digital de mi primera colaboración al Museo Nacional de Historia Natural. Estoy muy feliz de poder presentarles este trabajo, que consistió en la realización de ilustraciones de especies del mar chileno que uds. podrán encontrar dentro de la renovada exhibición «Chile Bíogeográfico» del MNHN.
Espero que lo disfruten y los invito encarecidamente a visitar el museo que abrió sus puertas el mes pasado, después del arduo trabajo de un excelente equipo profesional. ¡Felicitaciones a todos ellos!