La Era Multitasking o Haz Todo Lo Que Puedas
Siempre he mirado con admiración a esas artistas que hacen unas obras maravillosas, exponen en lugares increíbles, hacen todas las manualidades y más encima tienen familia y todo lo demás.
Siempre he mirado con admiración a esas artistas que hacen unas obras maravillosas, exponen en lugares increíbles, hacen todas las manualidades y más encima tienen familia y todo lo demás.
No es otoño en Chile, es verano. Una época del año en que nos relajamos: los niños están de vacaciones, usamos poca ropa y vamos a la playa, visitamos los hermosos paisajes de nuestro país, paseamos, disfrutamos de la ciudad más vacía y apaciguada. Este año sin embargo, el verano nos ha golpeado fuerte. Estamos siendo testigos y protagonistas de incendios de proporciones enormes que fuera de control, están quemando bosque nativo, plantaciones y pueblos enteros.
Ya nos advertía hace un par de años atrás Martin Gardner, experto en coníferas del mundo, que los bosques nativos chilenos estaban fuertemente amenazados por el fuego al estar rodeados de plantaciones forestales altamente combustibles. Poco después de esa conversación, se quemó China Muerta, gran reserva de Araucaria araucana.
Este verano hemos tenido temperaturas récord en la zona central: 38ºC en ciudades donde no pasábamos de los 36ºC como gran máxima. No ha llovido casi nada en los últimos 8 años. Las ciudades se siguen extendiendo sin una planificación que involucre el nuevo estado de cosas. Los bosques nativos siguen siendo reemplazados por especies forestales sin un manejo adecuado dadas las nuevas condiciones. En fin, suma y sigue, todo se hace pensando en el corto plazo.
Por otra parte, vemos con horror que existen personas que están produciendo muchos de estos fuegos de manera intencional. No sabemos con certeza qué los motiva: si la locura o algún fin político-económico oscuro. Y a esto, se suma la histeria colectiva que levantan las redes sociales, donde hasta el Estado Islámico ha sido culpado. No puede ser.
En este contexto de humo que nos deja sin ver ni respirar, en la urgencia de ayudar a los compatriotas que han visto quemarse sus hogares y recuerdos, sus lugares, me pregunto qué podemos hacer como comunidad de Ilustradores Naturalistas.
En lo inmediato, ayudar como cualquier otro ciudadano, donando, enviando ayuda, prestando apoyo en los lugares afectados.
En el mediano y largo plazo, sigamos difundiendo nuestras especies. Informémonos a fondo sobre los temas que investigamos. No seamos meros retratistas de plantas y animales: comuniquémonos con los biólogos y científicos, trabajemos a la par con ellos. Estemos al servicio del conocimiento que puede ayudar a combatir la ignorancia: la situación de ignorancia en torno a la naturaleza en nuestro país es crítica. Quienes no conocen, no aprecian. Si no aprecian, no cuidan.
Preocupémonos de educar, de enfocar nuestros esfuerzos a objetivos tangibles y claros. Entreguemos la información en imágenes correctamente ejecutadas. Unamos placer estético y conocimiento.
Enseñemos a los niños que hasta la más «insignificante maleza» tiene un valor.
En la Revista Ya de Colección la semana pasada apareció un reportaje sobre el libro «Plantas de los Bosques de Chile».
Quisiera compartir con ustedes la entrevista completa que me hizo Paula López Wood para su investigación.
Este ha sido un año muy cargado de desafíos en todos los planos: laboral, familiar, personal, material, todo! En un abrir y cerrar de ojos estamos en agosto y casi sin darme cuenta, no había destinado ni un minuto a descansar, salir a dar una vuelta, ver el mar ni dormir hasta un poco más tarde. No había destinado tiempo para no hacer nada. Y qué importante es no hacer nada en un mundo que nos exige lo máximo, que nos hace estar siempre atentos. Sobre todo si hemos elegido el camino de ser independientes, la exigencia es doble pues viene de adentro y de afuera. Es complejo establecer una disciplina y ponerle límites al trabajo, que tiende a mezclarse con la vida familiar.
En esas reflexiones estaba, y me puse a buscar un taller fuera de mi casa. Estuve meses intentando entrar al Paseo de las Artes de La Reina, mi comuna, pensando que sería un lugar más que ideal para hacer mi trabajo y dar clases. Pero me encontré con el aparato municipal y después de mucho intentarlo, me di por vencida. También busqué lugares en arriendo, pero wow, están imposibles de pagar.
Así que finalmente, decidí mantener mi trabajo en casa como lo he hecho desde hace ya 8 años, sólo que me armé un nuevo taller, grande, espacioso, privado y estimulante para continuar con mi obra como ilustradora y además hacer cosas nuevas, explorar otras técnicas, otros temas y formas de crear.
Y por supuesto, no me olvido de las personas que quieren aprender a dibujar y pintar. Las clases de Ilustración Botánica son ya parte de mi vida, no pueden faltar. Es la forma de estar en contacto con otros, personas que vienen desde sus mundos a conocer el mío. Por eso, estamos a punto de inaugurar una agradable sala de clases, para unas 5 ó 6 personas. Es interesante pues con el pasar del tiempo estas clases se han ido transformando conmigo y con quienes van y vuelven.
La estancia en el Museo. Un espacio de reflexión en otras coordenadas, mirando un viejo parque en uno de los corazones de Santiago. Ahí está una gran fracción del conocimiento del país. Y no se entiende: por qué no está lleno de recursos y muestra lo mejor de sí mismo. Porque los intereses están en puntos equivocados. Y ahí, junto con las especiales personas que trabajan ahí y sus visitantes, está la comunidad. Es el puente entre conocimiento y las personas…bueno, uno de ellos.
Pronto empezaré una serie de trabajos para concluir la etapa 1 de este proceso.
Esto es parte de una larga investigación en curso. Un camino paralelo pues el mundo tiene muchas opciones. A ratos vivo muy concentrada en una sola cosa, pero en este momento surgen nuevas ideas. El mejor consejo: usar pocos colores, es la clave para conocerlos todos.