Primer Encuentro Colombiano de Ilustración Científica, Bogotá, 27 al 29 de junio 2018.

Estoy sentada en el hotel cerca de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, donde tuvo lugar el Primer Encuentro Colombiano de Ilustración Científica. Esta es la primera vez que participo de un encuentro organizado por y para latinoamericanos, y la verdad es que ha sido una experiencia enriquecedora que me ha llenado de buena energía y me ha reforzado la idea de que nuestro continente es fantástico y que tenemos potencial para hacer todo lo que soñamos.
El encuentro consistió en una serie de conferencias, talleres, una exposición y una mesa redonda donde pudimos compartir, conocernos, aprender, enseñar y diseñar lo que queremos para la Ilustración Científica y naturalista de nuestro continente. Los países presentes fueron Colombia, Argentina, Ecuador, Brasil y Perú. Llegaron jóvenes de muchas regiones de Colombia y también de Guatemala a participar.

Foto de la Mesa Redonda donde trabajamos en la creación de la Red Latinoamericana de Ilustración Científica.
De izquierda a derecha: Jaime Bonilla, ilustrador médico, Colombia / Oscar Vilca, ilustrador naturalista, Perú / Juan Pablo Vergara Galvis, ilustrador científico, Colombia / Marie Joelle Giraud, ilustradora científica, Colombia / Yo, Chile / Natalia Uribe, ilustradora científica, Colombia / Rosa María Alves, ilustradora científica, Brasil / María Alejandra Migoya, ilustradora botánica científica, Argentina / Juan Carlos Pérez, ilustrador naturalista, Ecuador.

Ya de vuelta en Santiago.

Frente al muro donde expusieron algunos de mis trabajos. Tres de ellos eran láminas donde explico procesos de dibujo y pintura que fueron muy valorados por los asistentes. Foto por Benjamín Cárdenas V.

Este viaje corto pero lleno de experiencias me dejó varias reflexiones que quiero compartir. En primer lugar, me siento muy agradecida de haber formado parte de este evento. Es la primera vez que soy invitada como ilustradora botánica a un encuentro internacional lo que me hace sentir muy honrada y feliz. 
Los latinos tenemos sin duda alguna, mucha facilidad para socializar, hacernos amigos, conversar abiertamente y reírnos de nosotros mismos. Esto no sucede tan fácilmente en otras latitudes donde las personas necesitan más tiempo para entrar en confianza unos con otros. Podemos aprovechar estas características para la creación de redes e instancias colectivas, justamente lo que iniciamos en Bogotá.

Otro aspecto que quiero destacar es que en América Latina el interés creciente por la ilustración científica viene de gente muy joven, a diferencia del Viejo Continente y Estados Unidos, donde todavía predominan los adultos y personas mayores. Por lo tanto, nuestro continente tiene una gran proyección en el futuro y es nuestro deber hacernos cargo de todo lo que implica.


Relaciones entre científicos e ilustradores: el caso de Marie Joelle Giraud.

Ilustraciones y muñeco de trilobite de Marie Joelle Giraud.

La geóloga e ilustradora colombiana nos contó en su charla sobre la dura experiencia que vivió trabajando con un grupo de científicos donde tuvo que ilustrar más de 250 fósiles de trilobites, antiguos animales prehistóricos -como el de la foto de arriba a la izquierda. Marie Joelle trabajó por años haciendo ilustraciones en grafito de una calidad excepcional, y debido a que no contaba con colegas ilustradores y no tenía información sobre cómo funciona nuestra profesión en el ámbito del trabajo, vivió una serie de abusos laborales que le provocaron graves lesiones físicas producto del exceso de trabajo, falta de mobiliario adecuado y otros factores. Y para rematar, los científicos en cuestión le quitaron -erróneamente- todos sus derechos sobre las imágenes y no pusieron su nombre como ilustradora en ninguno de los papers que publicaron usando sus dibujos. 
Hoy Marie Joelle está sana y totalmente desligada de las personas que la maltrataron. Ha reinventado su carrera y sabe que con su talento y creatividad puede generar sus propios contenidos, su propio camino profesional y de hecho está haciendo un gran trabajo con su comunidad, involucrando a campesinos y jóvenes. Nos deja dos grandes lecciones: la primera, es informarse sobre los derechos y deberes de ilustradores y científicos, cómo funcionan los derechos de autor y sobre todo a establecer límites saludables entre nosotros y el trabajo. No debemos arriesgar nuestra salud física ni psíquica, jamás. La segunda, es que como ilustradores científicos o naturalistas tenemos la capacidad para crear un camino personal, donde colaboremos con otros en la búsqueda de nuestras preguntas y respuestas. Ser autónomos y confiar en nuestras capacidades es fundamental, y se extiende a todos los aspectos de la vida.
Los esfuerzos por producir material en castellano.
Rosa María Alves, ilustradora científica y profesora de Brasil, lleva años produciendo material bibliográfico y acaba de lanzar su primer libro de ilustración botánica bilingüe en portugués y castellano, donde recorre la historia de la I.B. en América Latina y entrega los fundamentos de nuestra disciplina.

Es un honor formar parte de este libro colaborativo con mi ilustración de una berenjena.

La artista e ilustradora científica brasileña Rosa María Alves lleva muchos años enseñando y desarrollando material pedagógico en ilustración zoológica y botánica. Este año acaba de lanzar un excelente libro titulado «Ilustración Botánica»en portugués y castellano. El trabajo de Rosa es un aporte muy significativo a la creación de materiales educativos en nuestro idioma. A pesar de que países con una gran industria editorial como México y España están muy avanzados en ilustración científica, aún existe poca literatura actualizada y atractiva en torno a las ramas de la disciplina. Este libro representa que el trabajo editorial colaborativo es posible y que tenemos profesionales de sobra para continuar esta enorme tarea.
Recibiendo una hermosa ilustración de mi amiga Rosa.
Definir y aclarar las diferencias conceptuales es de gran importancia.

María Alejandra Migoya, ilustradora botánica científica de La Plata, Argentina. Profesora e ilustradora de larguísima trayectoria que ha sido un motor muy importante para el desarrollo de su profesión en Argentina.


Uno de los aspectos que siguen débiles en nuestro continente son las definiciones de los diferentes conceptos y términos que rodean a la ilustración de las ciencias. En primer lugar, hay mucha confusión al momento de decir si una ilustración es científica o naturalista, o cuando no es ninguna de las dos. María Alejandra Migoya, ilustradora botánica científica de La Plata, Argentina, tiene muy clara esta falencia y considera que nuestros esfuerzos deben redoblarse en esta área. Estamos viendo muchos casos en que ilustradores definen su trabajo como científico cuando en realidad no lo es, pues no cumple con o¡los estándares estrictos de las publicaciones científicas. Existen casos donde personas copian fotos de plantas o animales y declaran que es una ilustración científica, sin embargo tales casos sólo corresponden a la copia -que puede ser muy buena- de una foto y no constituyen una obra producto de la investigación en torno a una especie o tema. También existen casos en que personas declaran estar presentando una ilustración botánica al hacer una pintura o dibujo de una planta sobre un plano blanco, pero que no cumple con las características y estándares de dicho tipo de representación. Es por esta razón que nuestra comunidad trabajará en la creación de material de libre acceso para que todos puedan estudiar y tener claras estas diferencias y conceptos.
Ahora, dejaré algunas fotografías de mi experiencia en el encuentro.
Ilustración digital de Juan Carlos Pérez, de Ecuador quien nos habló sobre su proceso creativo e hizo un taller de ilustración digital para los asistentes al encuentro. Su trabajo puede encontrarse en Instagram.

 Catálogo del trabajo del ilustrador peruano Oscar Vilca, quien pinta usando diversas técnicas animales y aves de su país.

Imágenes del taller de Disecciones Florales que realicé durante el encuentro. Me encantó compartir con jóvenes colombianos, ¡qué cordiales! 
Saberes ancestrales.

Durante el encuentro disfrutamos de una conversación con Confucio, indígena Tukano del Amazonas colombiano que pinta ilustraciones naturalistas de su región, basado en experiencias de cacería, pesca y conversaciones con su abuelo, que también ilustraba plantas.


Sobre límites, comunidad y competencia.

Para mí el primer semestre de cada año es muy intenso y más que nada dedicado a hacer clases y planificar cosas. Los primeros seis meses del 2018 estuvieron muy marcados por la organización de la Exposición Mundial de Ilustración Botánica, evento que se llevó gran parte de mi tiempo y energía. Entre eso y enseñar en la universidad y mi Sala de Clases apenas me quedó tiempo para pintar las obras que tengo en cola, desarrollar productos para mi tienda y producir mis cursos online que llevan mucho esperando para salir a la luz.
Para ser artista independiente hoy se necesita mucho más que el talento para hacer nuestro arte. Son muchas las habilidades que hay que desarrollar y es arduo el trabajo mental que hay que hacer para entender cómo moverse en este mundo, que aunque cueste aceptarlo, es un gran mercado donde para sobrevivir, hay que saber ofrecer lo que tenemos para dar.
Este último tiempo para mí se ha tratado de aceptar que mi trabajo y la forma en que lo desarrollo es un negocio. Que soy una emprendedora y que aunque me faltan algunos pasos burocráticos -que están en vías de concretarse- esto es así y no debo sentirme mal por eso.

En todo esto, quería compartir algunas reflexiones porque sé que somos muchos los artistas que nunca tuvimos formación en emprendimiento y la vida nos ha ido llevando hacia eso. Yo todavía estoy aprendiendo porque sé muy poco, incluso tomé un curso que se llama «Tu Negocio Hecho a Mano» en Casa de Oficios que me está sirviendo un montón para visualizar mejor lo que tengo que hacer para crecer y crear un negocio a mi medida, sustentable en el tiempo y que sea mi sustento, valga la redundancia. También, empecé a escuchar un montón de podcasts para emprendedores muy interesantes (todos en inglés) que me han motivado mucho, he aprendido cantidad de cosas nuevas y me han ayudado a ver que ya era una emprendedora, sólo que estaba haciendo todo por intuición y no había implementado sistemas ni visualizado mis números (dejaré los links a mis podcasts favoritos al final de este post). Aunque todo esto me produce mucho vértigo, es un nuevo desafío que me he puesto. El objetivo es combinar mi profesión, lo que sé, mi creatividad, ideas, ganas de enseñar y de seguir haciendo mi obra para lograr sostenerme con la estabilidad que la vida adulta necesita, que no es nada fácil siendo independiente.

Tres cosas que he descubierto que ayudan a ordenarse y lograr los objetivos personales, profesionales y de lucas (dinero):

1) Poner límites a los proyectos -y personas- que sólo te succionan energía y no aportan a tus logros.
Los límites en la vida son fundamentales. Sobre todo las mujeres tenemos la tendencia de decir que sí a todo por diferentes motivos. Bueno, para lograr cumplir los objetivos que tenemos hay que aprender a decir que no (poco usual en la cultura chilena además). Hay que perder el miedo a «no estar en todas», porque el que mucho abarca, ¡poco aprieta! Si nos llenamos de favores, proyectos de otros donde trabajamos gratis o por demasiado poco y no somos capaces de priorizar lo que realmente importa, será muy difícil llegar al lugar que esperamos. Así que a pensar en los límites necesarios para no desviarse del camino y más importante aún: valora tu tiempo y tu trabajo como corresponde.

2) Ser parte de tu comunidad.
Los artistas tenemos una gran capacidad para estar solos y encerrarnos por largo tiempo en la creación. En mi caso, puedo pasar semanas en mi casa compartiendo con muy poca gente porque mi trabajo me apasiona demasiado y el tiempo vuela cuando estoy metida en mi taller. Por eso -entre otras cosas-, hace algunos años abrí en Facebook el grupo Ilustradores Naturalistas Latinoamericanos que no para de crecer y que ha conectado a una comunidad que antes estaba disgregada. Es increíble el potencial que tienen las redes sociales en este sentido. Por eso, sea cual sea tu actividad, no te aísles y busca a tus pares porque la unión hace la fuerza y está comprobado.

3) La competencia puede ser sana porque no es con los demás, es contigo. Con otros, colaboramos.
La cultura occidental, desde Darwin en adelante, se ha fundado sobre los conceptos de competencia e individualismo, fomentando el afán de sobrepasar o eliminar -de la competencia- al otro con tal de lograr el éxito personal. Este concepto aplicado a la naturaleza está siendo muy cuestionado, y más todavía en las relaciones humanas. Hay muchas personas -¡muchas de ellas mujeres!- que están hablando de reemplazar competencia por colaboración, y en mi experiencia, esta forma de convivir con los pares es mucho más poderosa y beneficiosa para todos los miembros de una comunidad. 
Creo firmemente en la colaboración y la incentivo de varias formas que tú puedes aplicar en tu mundo profesional también: 
– Crear comunidad: una agrupación (como Cinc por ejemplo!), un grupo en alguna red social, o simplemente juntarse a conversar periódicamente con amigas de tu rubro o de otros afines puede ser una experiencia muy enriquecedora. Se comparten ideas, puntos de vista y lo mejor de todo es que se crean alianzas y redes de apoyo súper importantes, sobre todo ahora que es tan fácil sentirse sola. 
Así, tú y tus pares logran conocerse, apreciarse y visualizarse como eso, pares y no enemigos. 
– Si eres competitiva por naturaleza, pon el foco en competir contigo misma. Comparte con otros y sube tu propia vara. Los celos y envidias profesionales no te llevan a nada positivo. Menos aún hablar mal de personas que no te han hecho nada más que trabajar en la misma área que tú. Cada persona tiene su historia, su ritmo y sus limitaciones, y siempre siempre hay alguien con más talento, más recursos, más oportunidades, más pinceles, etc. Entonces dejemos la mala costumbre de mirar el pasto del vecino y trabajemos en cultivarnos, aprender de los errores, aceptar la diversidad, que cada persona aporta algo distinto y que en el mundo hay espacio para todos.

Espero que estas reflexiones, que no son nuevas pero que han ido cobrando importancia para mí, te ayuden a pensar sobre cómo te estás planteando en tu vida profesional y personal. A continuación dejo los links a podcasts que estoy escuchando y recomiendo (todo en inglés por ahora!!!).

1) Being Boss

2) Wild Soul Movement 

3) What Works

4) My Creative Empire

Geraldine MacKinnon – 2018

La auto publicación: un nuevo canal para la creatividad.

Este mes de mayo es uno de los más movidos de este año, sin duda. Están pasando muchas cosas en mi mundo de ilustración botánica: el 15 parto con los talleres de Ilustración de Orquídeas en mi sala de clases, el 18 es la inauguración de la exposición internacional de Ilustración Botánica de Flora Chilena, y además estoy terminando de imprimir la segunda edición de mi Cuaderno de Estudio Mini. Hoy tengo muchas ganas de hablar precisamente de la autoedición. 
Al empezar este año, mi resolución personal para el 2018 fue el crecimiento: expandir mis límites, ir más allá y sobre todo, definir lo que quiero hacer de aquí a los próximos 10 años. Sé que suena mucho tiempo, pero estoy aprendiendo a ponerme metas a corto, mediano y largo plazo. Supongo que en este mundo tan rápido y exigente, si quiero que me vaya bien, tener una carrera que me haga feliz y además ser un puntal económico en mi casa, tengo que ser una mujer organizada. 
En todas esas reflexiones, encontré que uno de las vertientes donde quiero invertir mi energía es en los materiales educativos para ilustración botánica y en las autoediciones. Esto es, con mis recursos y posibilidades, crear mis propios libros y publicaciones, físicas o digitales. 
Empecé el año pasado con la primera edición del Cuaderno de Estudio Mini. La idea inicial de este librito era juntar algunos contenidos básicos y tenerlo como libreta de apuntes y referencias en mis clases y también para quienes lo quisieran comprar. Imprimí 100 ejemplares y se me hicieron pocos. A comienzos de este año, decidí escribir otro libro que fuera complementario, y que reuniera otros contenidos más teóricos y muchos datos, por eso decidí que lo mejor era hacerlo en formato digital. El Cuaderno de Estudio Digital es mi primer experimento en esta línea de publicaciones y espero revisarlo pronto para irlo mejorando en aspectos como que se adapte mejor a los distintos dispositivos y que esté mejor diseñado. 
Hoy acaba de irse a imprenta la segunda edición del Cuaderno de Estudio Mini (me encanta que se llame como si fuera algo tecnológico), que viene corregido en la parte botánica por la ilustradora botánica argentina Alejandra Migoya y con varios contenidos nuevos. El tipo de libro sigue siendo igual porque como ya saben, lo estoy haciendo con mis recursos disponibles y sabiendo que no tengo los canales de venta de los libros «de verdad» (no digo que mis cosas no sean verdaderas porque lo son!!!). Eso sí esta vez hice 200 y espero con estos recursos poder más adelante desarrollar un tercero más extenso y sofisticado. No sé cómo pero lo haré.
Por lo pronto, apenas pase este mes de locos, me voy a dedicar 100% a mi escuela online y a producir y lanzar mis cursos definitivamente. Y esto, créanme, no es algo fácil! requiere de mucho trabajo, tiempo, estudio e inversión. No es ponerse a dibujar delante de la cámara, es mucho más complejo y por eso mismo lo encuentro algo muy apasionante y sé que valdrá la pena.
Si lees este post y crees tener buenas ideas que podrían ser algo interesante, no dudes en comentar o escribirme! 

Cuando la amistad, la pasión por un tema y la colaboración se hacen realidad.


El próximo 18 de mayo se inaugura en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Domínica, la primera Exposición Jurada de Ilustración Botánica en Chile. En la historia de Chile. Subrayo esto porque aunque suena quizás exagerado, es cierto y por lo tanto muy importante.
Conocí a Patricia Domínguez por casualidad hace, si no me equivoco, 9 años. A finales del 2009 estaba terminando de pintar una serie enorme de dibujos de especies de Isla de Pascua y Patricia y yo aparecimos en un reportaje de El Mercurio que decía algo como “Artistas sub 35 que ilustran naturaleza”. En ese tiempo no conocíamos a nadie que estuviera ilustrando vida silvestre y fue un gran hallazgo encontrarnos y sobre todo hacernos amigas. En esos tiempos teníamos visiones idealistas del futuro de la Ilustración Botánica en Chile. Estudiábamos permanentemente. Conversábamos sobre nuestros sueños por e-mail. Hoy, conversando con una periodista, Patri dice: “…podríamos haber sido archi enemigas y competir. Pero optamos por todo lo contrario”. Y eso, es un extraño (y feliz) fenómeno que ocurre con todos los ilustradores de naturaleza que conozco, y son muchos.
Al pasar de los meses y años, fuimos madurando y conociendo a otras como nosotras.
En estos 9 años Chile ha cambiado y los intereses de los jóvenes también. El creciente aumento en el interés por las manualidades y por la ilustración de naturaleza es un reflejo evidente de esos cambios. La búsqueda de sentido, de conexión con uno mismo, con el entorno y con otros, la contemplación, el ver al otro (otro planta, persona, animal), son parte de estos cambios.
Los cambios y los movimientos no son instantáneos. Son procesos que requieren tiempo, maduración, aprendizaje y crecimiento. Después de todos estos años de acompañarnos, de ir sumando a otras que como nosotras creen en la ilustración naturalista como una manifestación artística legítima y necesaria, de enseñar a muchos lo que hemos aprendido de maestros de otros continentes, finalmente hemos logrado realizar nuestro primer gran sueño: mostrarle al mundo que Chile tiene un gran potencial artístico, científico y natural. Que somos capaces de hacernos cargo de registrar nuestra maravillosa flora y que nunca más necesitaremos que vengan de los viejos continentes a decirnos cómo hacerlo. Que los libros más bellos y las plantas más raras de nuestro país saldrán de los lápices y pinceles de nuestros jóvenes.
Nuestras plantas, tan queridas pero también olvidadas, al fin tienen una imagen y una voz, de la mano de una de las manifestaciones más hermosas y auténticas del ser humano: el arte.


Antes de invitarlos a todos a acompañarnos este 18 de mayo, quiero agradecer a todas las integrantes del Círculo de Ilustradores Naturalistas de Chile, Cinc, porque sin ellas esta maravillosa exposición no sería posible, y por supuesto a todos los ilustradores e ilustradoras de naturaleza que se la jugaron por hacer sus mejores representaciones de la flora endémica chilena.


Si te gustan las plantas y quieres apoyarnos, ¡te esperamos el viernes 18 de mayo! Que la inauguración y toda la muestra sea un éxito para que todos sepan que una nueva forma de arte y ciencia, llegó para quedarse.


Reporte: Residencia en Kaua’i 2018 parte 2

Los Artistas.

Objetos del viaje. Entre mis cosas: catálogos y otros regalos de los miembros del NTBG Florilegium Project.
Un lugar puede ser maravilloso, pero si te encuentras con las personas equivocadas, puede ser que no quieras volver. En cambio cuando en un lugar increíble se reúnen personas cálidas, sencillas y geniales en lo que hacen, la experiencia del viaje simplemente explota. Porque sí, buscamos paisajes y buscamos conocer otros lugares, pero lo más importante y significativo son las relaciones humanas, sin duda.
Soy muy afortunada de ser parte de un equipo de ilustradores botánicos de nivel mundial. Poder viajar una vez al año -consiguiendo los recursos de distintas formas- a trabajar y compartir con ellos dos semanas intensas es para mí puro aprendizaje, reafirmación del camino que elegí, y la confirmación de que las personas pueden conectarse y apoyarse sin que aparezca el lado feo de las relaciones laborales -de lo que he huido toda mi vida.
Les presento a los primeros tres artistas del NTBG Florilegium Project:
Mali Moir
Una artista y maestra con gran sentido del humor
Mali trabajando en Kaua’i, marzo de 2018.

De mamá tailandesa y papá australiano, Mali es una artista creativa, gran profesora y amiga. Lo que más admiro de ella es que es muy sencilla y divertida y al mismo tiempo es muy metódica con su trabajo. Mezcla lo libre de ser artista con el mundo científico y de ahí resulta un trabajo muy estético, bien hecho y eligiendo temas súper interesantes. Ella hace clases en el Royal Botanic Garden de Melbourne. Puedes ver su trabajo en: www.malimoir.com.au/
Akiko Enokido
Con ella compruebas que en Japón hay una cultura del pincel única en el mundo.

Akiko tomando fotos y pintando un jengibre en el NTBG.

Akiko actualmente vive en Osaka con su marido, pero por muchos años vivió en USA, donde crió a sus dos hijos. Allá empezó a estudiar Ilustración Botánica y le gustó tanto -y lo hizo tan bien- que no paró nunca más. Siempre dispuesta a conversar, compartir técnicas, experiencias y recibir opiniones de una manera muy abierta y amable. Akiko usa pinceles japoneses hechos por un viejo artesano para sus detalles, y me explicó que en Japón los niños aprenden a escribir con pincel y tinta, y que practican caligrafía toda su vida escolar varias horas a la semana. Esto, explica muchas cosas.
No tiene un sitio web pero puedes encontrarla en https://www.bagsc.org/gallery/enokido y puedes seguirla en Instagram @akikoenokido
John Pastoriza-Piñol
Súper amigo, centro de la diversión y más encima un gran pintor y botánico.



John es PhD. en Botánica, es australiano y trabaja en Melbourne como académico y como artista botánico. Tiene una forma muy particular de pintar que pocas personas practican. Tiene un gran talento, es muy generoso con lo que sabe y siempre está dispuesto a ayudar. Su trabajo es totalmente sedoso, limpio, ultra detallista y muy estético. Es increíble la cantidad de trucos que sabe para solucionar todos los problemas técnicos que pueden surgir. John expone su arte en todo el mundo, trabaja con una galería en Melbourne y viaja a enseñar a muchos países. Espero poder traerlo a Chile pronto. Su página web es http://botanique-art.com/

Cuestionamientos digitales y otras yerbas.

Freycinetia cummingiana, 2017-18. Acuarela sobre papel.
National Tropical Botanic Garden, Kaua’i.
Llevo muchos días intentando pensar en algo interesante para escribir en mi querido blog, pero he estado tan metida en trámites, planificando el año, un trabajo inesperado y preparando mi próxima Residencia en Kaua’i, que no podía pensar en nada que realmente valiera la pena sentarme a escribir o más bien compartir.

«Compartir».
¿Cómo lo hacemos en este mundo nuevo en que, si no llevamos una agenda de comunicaciones, desaparecemos? O al menos eso se siente. Siento que el trabajo silencioso y solitario en el taller, ese que vivo sola, deja de existir si no es publicado. Por supuesto que no es así, pero ¿no sienten que la presión de la actividad de los demás que vemos en las RRSS los sobrepasa? Dónde está el límite de lo aparente y lo real…no lo sabemos. No sabemos hasta dónde es ficción y hasta dónde realidad, o dónde está el marketing. ¡Porque ahora todo es marketing!
Pienso en estas cosas, miro Instagram, Pinterest y Facebook (al que cada vez respeto menos, qué manera de volverse aburrido, siempre lo mismo, sólo ruido y distracciones de lo que sí tenemos que hacer), y luego mi única conclusión es que es mi trabajo lo que me sostiene, es mi obra y los hechos que la rodean lo que le da valor a lo que tengo para ofrecer. No es una ficción, es real, verdadero.
Por eso, aunque parezca algo banal, borré Facebook y Twitter de mi teléfono. Para bajar la adicción y la necesidad de compartirlo todo. No se me pasa todavía, pero estoy en ello.
En todo esto, me salió un trabajo con una agencia de publicidad en Londres (wow, ¡me sentí bien! que me seleccionaran de entre todo el Universo de artistas botánicas de la actualidad), para hacer las ilustraciones del packaging de una nueva marca de yerba mate. Salió muy lindo, y al fin trabajé con un agencia pro -donde no me regatearon y fueron super respetuosos y me dieron mi espacio y confiaron en mí-. Pero, no puedo compartirlo. Plop. Días de vacío digital, pensando en qué poner, cómo llenar. Sé que suena muy frívolo, pero así están las cosas, sobre todo para quienes trabajamos en lo visual, que vendemos nuestras imágenes de alguna u otra manera. La competencia es voraz. La ansiedad, peor.
La maestría hoy, está en: ser lo mejor posible en mi trabajo, no estar pendiente de lo que hacen otros pero sí estar al tanto, no depender de la opinión de los demás pero estar atenta, publicar lo necesario y no demasiado, vivir el presente y no desatender el futuro, estar en mi mundo real con mi familia y equilibrar todo en una sopa perfecta. Y, por último, multiplicar el pan lo más que pueda.

Les dejo aquí un libro a propósito de esta reflexión, que quiero leer cuando pueda volver a comprar libros -cuando me baje de la bicicleta:

«El Entusiasmo», de la argentina Remedios Zafra
(Gran dato de mi amiga Celeste Olalquiaga)

Que habla de lo siguiente: «El entusiasmo es un libro generacional sobre quienes nacieron a finales del siglo XX y crecieron sin épica pero sí con expectativas, hasta que la crisis sentó las bases de un nuevo escenario que se ha hecho estructural; el escenario de la precariedad y la desilusión. Un libro, pues, con vocación de época, un ensayo sobre el sujeto precario en los trabajos culturales, creativos y académicos contemporáneos en el marco de la agenda neoliberal y el mundo en red. Un ensayo que se pregunta como la vocación y el entusiasmo son instrumentalizados hoy por un sistema que favorece la ansiedad, el conflicto y la dependencia en beneficio de la híper producción y la velocidad competitivas.»

Y, para cerrar:

Como no todo es angustia virtual ni cuestionamiento de la sociedad ni de mi rol en ella, los espero por acá para mostrarles a partir del fin de semana mis segundas andanzas en Kaua’i, con el gentil auspicio de la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Dirac.

Saludos a todos!

Unos copihues de la felicidad para que a todos nos vaya excelente

Arte, Ciencia y el Tercer Lenguaje.

Ilustraciones de corales recortadas en un gabinete, por Rodrigo Arteaga, 2016.

Hace ya bastante tiempo que se viene hablando de una revitalizada relación entre el Arte y la Ciencia, en muchos niveles. Al menos en mis últimos 15 años de trabajo he sido testigo de cómo esta antigua dupla ha ido tomando fuerza desde ambos campos. Cada vez más vemos a artistas visuales de todos los calibres interesarse por temas científicos y asociarse con profesionales de la ciencia para articular sus obras, y también hay muchos científicos que han sacado sus mentes a pasear por las manifestaciones artísticas, a veces con la idea de difundir su trabajo a través de lo visual, pero también porque simplemente les atrae.
En mi experiencia como profesora de Ilustración Botánica tengo una pequeña muestra de este fenómeno, cuando recibo a artistas (incluyo diseñadores, arquitectos, actores, etc.) declarando que siempre quisieron ser científicos pero no «eran buenos» para las matemáticas, y a muchos científicos que confiesan que siempre quisieron dibujar y pintar pero que por diferentes motivos lo dejaron de lado. En este caso particular, ellos quieren aprender a dibujar plantas para borrar ese molesto límite.

El laboratorio: un nuevo espacio de taller para los artistas.
Foto: G. MacKinnon 2013.

Mucho se habla de que el método científico de investigación tiene una gran relación con los métodos de investigación y creación de los artistas, y pienso que es cierto. Hoy en día, no estar atentos a esta similitud y a los cambios de paradigma es no poner atención a los procesos que están pasando en estos ámbitos del conocimiento y la cultura. En este sentido, es muy importante que el ámbito académico se haga parte de este proceso involucrándose e incluyendo esta perspectiva en su curriculum. No hacerlo, es estar ciego y no acoger a las inquietudes de una juventud que es más dinámica, más inclusiva, curiosa, investigadora y que está ávida de precisamente, borrar fronteras.

En Chile (y en América Latina) estamos viviendo un situación especialmente privilegiada, pues se está formando a paso firme una gran masa de jóvenes profesionales de lo dos mundos que quieren trabajar en esta dirección, y poco a poco están creando este «tercer lenguaje», que todavía no tiene nombre (a menos que ya alguien se lo haya puesto, pero no he leído ese paper) pero que cada vez cobra más fuerza.

Este Tercer Lenguaje, una especie de «Quinto Elemento» del conocimiento, aparece en el mapa como posibilidades infinitas de expresión, de creación, de comunicación y de expansión del conocimiento y el sentir humano que antes se vieron encasillados en archivadores demasiado restringidos, demasiado estandarizados. De hecho, los científicos por siglos han intentado borrar toda huella de «humanidad» en los resultados de sus investigaciones y en sus imágenes, persiguiendo la hoy cuestionada «objetividad». Los artistas por otra parte, también se encerraron en su lenguaje críptico, hablando sólo entre ellos, casi abandonando al espectador a su suerte. Arte y Ciencia, rompe este esquema. Es acercar, es cuestionar, es comunicar. No de maneras necesariamente obvias o didácticas, pero sí inclusivas.

Colecciones estéticamente hermosas para aprender a ilustrar plantas.

Este diálogo es potente, es amplio, es infinito. Puede desarrollarse desde los viejos oficios, como la ilustración con lápiz y pincel, o desde la Realidad Virtual y las Redes Sociales. Todos los quehaceres y saberes pueden tener un espacio. Todas las ideas aportan al Todo. Es esencialmente colaborativo. Y colaborar es la nueva perspectiva con que podemos mirar la Evolución, las relaciones humanas, la educación, los gobiernos. ¿Competir? Competir es hoy algo antiguo, un concepto que no nos sirve y estamos dejando atrás.
Es de esperar que las generaciones que están viviendo este cambio abracen este concepto y lo hagan suyo, y se olviden de esa palabra que habla de un fuerte pisando a un débil.

Aquí les dejo tres lecturas y un link, para ahondar en estos temas:

The Mushroom at the End of the World

Staying With The Trouble

Objectivity

https://www.artemasciencia.org/

Salir de la zona de confort.

Parto con esta foto de mi escritorio y mi computador, porque es aquí donde paso gran parte de mis días de trabajo. Es en este lugar donde las ideas van tomando forma y se van transformando en realidad. Desde al año pasado venía pensando que era hora de construir un nuevo sitio web que reuniera todo mi trabajo de Ilustración Botánica, que tuviera una pequeña tienda virtual y que además, funcionara como plataforma de e-learning. Esta última parte es la más ambiciosa y de hecho, aún no está terminada.
Este post no es sobre ilustración botánica.
Hace tiempo también he estado tratando de entender desde mi perspectiva de artista, creadora y profesora, el mundo del emprendimiento. En esa búsqueda, me topé con varias cosas buenas, pero también con los miedos que vienen al pensar seriamente en transformar el trabajo que hago a pequeña escala en algo más grande, dentro del mundo formal de los negocios, donde me declaro casi 100% ignorante. Miré muchos fondos de ayuda a mujeres emprendedoras, pero me di cuenta de que nada se adapta lo que yo necesito, pues todo apunta a personas que ya saben de negocios, y nadie se preocupa de personas creativas, que vienen del mundo del arte y que necesitan estructurar su actividad pero sin convertirse en una empresa o un gerente como lo que conocemos.

Mi nuevo sitio web, www.gmackinnon.com 
Entonces, me puse a buscar ayuda en Internet, que para mí es un terreno mucho más cómodo, donde me manejo muy bien hace ya muchos años, desde que empecé a bloggear en el año 2003 (14 años de bloggera no es poco!!!). Y debo decir entre paréntesis: chiquillas, en este mundo es necesario hablar o al menos leer inglés. Hay mucha más información y reconozco que los gringos tienen buenas ideas y las saben exponer de una manera clara y amena. Casi todo lo que he investigado es de sitios que están en inglés. Es así, al menos hasta ahora (ya lo vamos a ir equilibrando).
En esta investigación me di cuenta de que sí, ya era hora de tener un sitio web como corresponde, con todo lo que implica y por primera vez recurrí a alguien para que hiciera ese trabajo por mí. Porque en este mundo, es muy fácil dárselas de maestra chasquilla y cumplir todos los roles, y algunos no muy bien. Así que junto a un programador muy talentoso y buena onda, construimos la página y seguimos trabajando para terminar el e-learning, un gran sueño que significará mucho más trabajo e investigación de lo que pensé, pues mi idea es bastante ambiciosa y quiero que sea como la imagino y no menos. ¡Yo y las personas que quieren aprender conmigo a distancia nos lo merecemos!
Desde aquí se ingresará al portal de e-learning «Escuela Online de Ilustración Botánica» cuando esté listo.

Todo este trabajo ha sido tremendo, sobre todo porque me ha dado mucho que pensar: al iniciar proyectos de este tipo me veo obligada a re definirme, a declarar qué es lo que quiero hacer y qué no, que tendrá más importancia y qué menos. Y eso es muy importante cuando somos artistas, creadoras, independientes y trabajamos solas. Y después de definirse, algo súper crucial es hacer comunidad y no estar sola. Unirse con gente parecida, encontrar la tribu, el lugar de pertenencia y apoyarse mutuamente. Con eso me refiero a conocer a tus pares, darles la bienvenida a tu vida y entender que en el mundo de hoy, estar sola y aislarse no ayuda en nada. No se trata de ser la mejor amiga de todos tus colegas, pero sí de contribuir a enriquecer tu oficio o profesión, crear alianzas y colaboraciones, pues en este mundo del siglo XXI, un siglo difícil donde es muy fácil perderse en la información y en la máquina despiadada, pertenecer a un grupo puede mantenerte a flote en lo moral, emocional y hasta en lo económico. 
Es por eso que a comienzos de este año, volviendo de la residencia en Kaua’i me reuní con un grupo de grandes mujeres creativas y amantes de la ilustración botánica y la naturaleza y creamos el Círculo de Ilustradores Naturalistas de Chile, Cinc. Es un proyecto grande y con mucha proyección que sería imposible de llevar a cabo sin el trabajo y voluntad de este gran grupo. Este año me he sentido muy feliz de contar con ellas, su trabajo y sobre todo su amistad. 
Homepage del Cinc.
Con todo esto lo que quiero decir es:
– Para poder crecer y expandirse (y no digo ser una mega empresaria ni nada, sigo siendo una micro artista empeñosa), es necesario replantearse, definir quién eres y qué quieres hacer y atenerse a eso.
– Hay que usar bien los talentos que una tiene y saber delegar a otros cuando no sabemos hacer algo. Es un aprendizaje largo y todavía estoy en eso!!! Ya pronto tendré que buscar una asistente, lo veo venir.
– De vez en cuando hay que salir de la zona de confort, tirarse a la piscina, dar el salto. Si no, te puedes quedar en la misma situación laboral y de vida por AÑOS. 
– Conoce a tus pares y haz comunidad: la unión hace la fuerza, sobre todo en un mundo tan lleno de gente y tan descarnado como el que vivimos. Pero que también es increíble, cuando quiere.
Ésta es mi reflexión de hoy. ¡Esperaré feliz sus comentarios al respecto! Abrazos,
Geraldine.

Traducción del artículo sobre Marianne North en Z-Dergisi / Revista Z, Estambul

Marianne North y su última aventura a un Chile salvaje.
Geraldine MacKinnon.
Z-Magazine, Estambul, Septiembre de 2017.
(Traducción hecha por mí, sin editar)


«El sueño de la Naturalista» Acuarela sobre papel, 2011. Esta obra 
ilustra el deseo de Marianne North de venir a nuestro país. Las flores 
en la imagen forman parte de sus pinturas.


La primera naturalista que estudié cuando empecé a trabajar como ilustradora botánica fue Marianne North. Encontré por accidente un sitio web con partes de su biografía y obras el año 2009 y me sorprendió mucho saber que había venido a Chile a pintar nuestras hermosas plantas en 1884. No conocía la gran mayoría de las especies, así que empecé a investigar.

Marianne North nació en Hastings, Inglaterra en 1830. Esta dama Victoriana representa a la perfección el espíritu aventurero de muchas mujeres europeas de su época, quienes atraídas por la idea de conocer nuevos mundos salvajes, abandonaron las comodidades de sus vidas en la riqueza y emprendieron largos viajes en la búsqueda de nuevos horizontes. Muchas de ellas querían desentrañar los secretos ocultos de la naturaleza, estudiando ciencias naturales o antropología. Otras eran cazadoras, pescadoras o coleccionistas de aves, plantas e insectos.
Entre 1870 y 1920 conocimos a las primeras mujeres que desarrollaron lo que hoy conocemos como “conciencia ecológica”, y dedicaron sus vidas a escribir y hablar sobre la importancia de proteger animales y plantas, y promovieron el cultivo de huertos en las casas y en los espacios públicos. Algunas escribieron e ilustraron literatura infantil para educar a los pequeños, enseñándoles a respetar y cuidar a los animales.
El caso de North es bastante especial. Hija de un importante político inglés (Friederick North), estudió canto y música desde muy pequeña, pero más tarde decidió dedicar su tiempo a pintar con acuarela -técnica tremendamente popular entre las niñas y mujeres de su tiempo-. Marianne era muy cercana a su padre y nunca se casó. Junto a él recorrieron Europa y visitaron lugares exóticos y antiguos como Egipto, Italia y Grecia. Poco después de cumplir los 40 años, su padre fallece y Marianne entró en una fuerte tristeza y depresión.
Pronto decide dejar su casa en Inglaterra y viaja a Canada con una amiga, pero pronto se da cuenta de que prefiere estar sola, así que continúa sus viajes sin compañía. Desde ese momento, Marianne empieza a pintar al óleo sobre madera cubierta en tela. Decide pintar cada paisaje y planta que llama su atención. Decide que pintar la naturaleza será su nuevo estilo de vida y con el dinero de su herencia financia sus viajes a Estados Unidos, Jamaica, Brasil, Tenerife, Japón, Singapur, Sarawak, Java, Sri Lanka, India, Australia, Nueva Zelandia, Sudáfrica, las islas Seychelles y por último, Chile. Algunas de las plantas que pintó fueron descubiertas por ella y, por lo tanto, llevan su nombre.

Su viaje a Chile en 1884 duró solamente cuatro meses pero dio origen a las más hermosas pinturas de la singular flora chilena y a paisajes que hoy no existen. Esto ilustra la fuerza de su deseo descubridor y de mostrar en su país lo bello de lo que llamó “el jardín del mundo”. 
Los escenarios que Marianne pintó han cambiado radicalmente: algunos lugares que en ese entonces eran fundos privados hoy son áreas de conservación (por ejemplo el PN Nahuelbuta), aunque otros han tenido peor suerte, como las hermosas costas deshabitadas de Concón donde la vida silvestre lucha por sobrevivir en unos pocos kilómetros cuadrados.

«Araucarias en Nahuelbuta». Acuarela sobre papel, 2011.


Lo que la trajo a Chile en primera instancia fue la necesidad de completar su colección de Araucarias del mundo: ya había pintado la especie brasileña y la australiana. La búsqueda de las Puyas o Chaguales que crecen en la costa y los cerros de la zona central también llamaban su atención. Así, pintó las magníficas araucarias que vio en la Cordillera de Nahuelbuta. En la misma región, hacia el este se encuentra Lonquimay: una localidad andina donde crecen antiguos bosques de araucaria. Lonquimay aun es una hermosa provincia que alberga a estos impresionantes árboles. Cada otoño comienzan a caer abundantes nevadas que a veces aíslan a sus habitantes. Las araucarias permanecen en silencio en las montañas blancas y solitarias.

Mucha gente le advirtió que no viniera, pues su salud se había debilitado mucho con todas las largas y difíciles travesías en barco. Pero la obsesión por terminar su gran obra era más fuerte que cualquier cosa. Después de este, su último viaje, North vuelve a Inglaterra para construir con sus propios recursos la famosa galería que alberga sus más de 800 pinturas en el Jardín Botánico de Kew. Ella misma diseñó el pequeño edificio.

El aspecto más relevante de este registro para nosotros como chilenos es que nos permite visualizar lo hermoso que era nuestro país antes del desarrollo industrial del siglo XX. Es a la vez reconfortante y triste ver estas hermosas pinturas en la galería de Kew: hasta pareciera ser un paraíso exótico, como cualquier lugar tropical. Por muchos años -y hasta hoy en muchos casos- los escolares aprenden sobre la naturaleza chilena de un modo muy general, donde se les mencionan apenas un par de flores como el copihue (Lapageria rosea) y alguna que otra, con suerte. Si la obra de North pudiera entrar a las salas de clase, los niños y adolescentes verían la joya que tenemos y lo importante que es cuidar de lo poco que nos queda.

Esta investigación ayudó a conectarme con la belleza y fragilidad de mi país con su variedad de paisajes y además, reafirmó mi obsesión como mujer artista: dedicar mi trabajo a registrar y mostrar las plantas en un mundo donde es urgente hacer cambios profundos en cómo los humanos nos relacionamos con todos los otros seres.

Marianne North: mujer, viajera y exploradora del siglo XIX es en primer lugar admirable por hacer su sueño realidad a pesar de las dificultades de su tiempo. Ella quería ver el mundo con sus propios ojos.

Puedes ver la investigación que realicé el 2011 en el siguiente link:

Imaginando una nueva escuela – bocetos de una idea

Anoche, volviendo de estar todo el día en la Biblioteca acompañando la clase de Fred y conversando con algunas de mis compañeras del Cinc, tuve esta visión de una nueva Escuela de Arte.
Una Escuela que se salga de la visión occidental antropocéntrica y centrada en el ombligo de, más encima, el HOMBRE.
La visión o posición de estarse mirando a una misma y sus procesos personales para mí, debe terminar en la educación artística superior y es más, debiera concluir en la adolescencia. Después de eso, la interacción con el estudio artístico debiera abrirse al rol de cada uno en relación al entorno, incluyendo todas las esferas y capas de éste: familia – hogar (en su sentido más amplio), barrio, ciudad, lugar geográfico, país y por cierto el entorno biológico/natural (ya muy habitado) donde se desenvuelve la persona, incluyendo a todos los seres que lo habitan, sin excepciones.
Siguiendo los planteamientos de Donna Haraway, la Educación Artística de los jóvenes debiese transcurrir en simpoiesis con aquellos que estudian Ciencias y otras áreas del conocimiento, generando interacciones más allá de sus campos de origen.

(Google)

Entonces, la nueva Escuela de Arte ya no tendría al HOMBRE ni lo humano como centro, si no al Ecosistema, viéndose éste como un todo, que involucra desde un átomo o un microbio hasta las interacciones de los seres vivos con el clima de la Tierra, por ejemplo.
La Educación Artística universitaria, debe transitar desde la adolescencia (afirmación del yo, construcción de sí mismo y de la identidad) hacia la madurez y la maternidad/paternidad entendidas como una visión inclusiva, de hacer comunidad, de pensar en conjunto, haciéndose cargo de cuestionar y reflexionar en torno a problemáticas que van más allá del individuo, buscando desarrollar y potenciar las interacciones de todos los actores del ecosistema.
Queda atrás la vieja pregunta de Ser o no Ser, Pienso luego Existo, etc. Por que el ser no puede separarse del somos, incluyendo a todo.
La nueva escuela se hace cargo del tejido del ecosistema y no deja de lado a nadie. Se buscan las interacciones multi e interdisciplinarias. Se asume que las islas en el conocimiento no son reales ni posibles y que la interdependencia es la clave de las relaciones y de la existencia misma.
Es un error pensar que existen sistemas u organismos autónomos.
Es un arte no parcelado, abierto, generoso, inclusivo. Lo femenino y masculino en interacción positiva, constructiva, potenciando las imaginaciones y los talentos personales y colectivos.

Imagino que si el foco y estructura profunda de las manifestaciones culturales puede cambiar, toda la sociedad puede hacerlo.